He perdido morir el foxtrot del mar muerto en navidad





He encontrado creer que Europa crea en todos los fandangos de ambigüedades fred astaireianas, he perdido morir el foxtrot del mar muerto en navidad, las raíces del viento de bichos luminosos en jive y las antenas en tangos de gin tonic y almidón. Ahora una depredación insomníaca en llamas recorre mis encuentros y las buenas voluntades depuran responsabilidades sambasentimentalistas de iluminación callejera, depuran subterráneos navideños de amores tatuados en bolas de discoteca. Un 2009 de gafas rojas, ideales enfundados en pasodobles racionales de pitillo y excelsos cha-cha-chás en pinacotecas naïf parisinas.

Levantando las faldas a pabellones auditivos de olivettis hermanadas, con el morro como esperanza y quitándome las lágrimas cerebrales del quickstep. Y si estas triste... no lo estés, el vinilo, la navidad, que coño se feliz!!!

La chica de los ojos tristes que le hacía reír, dijo:
—*Me gustaría que fueras infinito, no quiero*que seas mi amigo, ni mi novio*, ni mi madre, ni mi padre*, no quiero que tengas*nombre, quiero que seas mi infinito*, que no seas un numero*que no seas aplicable*a nada, que no*tengas olor, que no tengas descripción, quiero*que no quepas*en ningún sitio, quiero que seas infinito… Prométeme esa infinidad*, no es ninguna*condición, ni una obligación*, ¿ok?
El chico de las gafas en espiral respondió:
— ¿Como se comporta el infinito?
(Era navidad… pero solo en sus branquias...)