Vio lentamente su destino



Lo dijo primera si me mientes ámame hasta olvidarme, rézale a la locura, rézale a la ceguera, si aún cuando la muchedumbre aclama nuestros nombres y la maldición llama a nuestra puerta, si aún cuando la eutanasía no fue suficiente y quieres quereme más violentamentamente, no nos salves. Aún existen zarzamoras y bayas venenosas protegiendo nuestra frontera, y tu alma incandescente sigue creciendo en los pies de aquella llama danzante y perdona a los que nos ofenden igual que nosotros perdonamos a los que una vez amamos.