Tu tormenta de arena me llama padre



Cuando pienso en ti me aguanto la respiración y espero a que aparezcan las contracciones por falta de oxigeno para que me hagan olvidarte, es difícil encontrarte entre tantas manchas limpiadas de sangre, es difícil buscarte entre tantos animales incandescentes.

Mi galaxia siguen siendo las marcas de cuerdas en tus muñecas y tobillos, las estrellas los puntitos de la piel de gallina que se te pone cuando te azoto, me he equivocado de ruta siguiendo los arañazos de tu espalda y probablemente me pararé a ver el amanecer desde lo alto de los cráteres que dejan mis colmillos en tu piel. Estás tan cazada por tus miedos que eres incapaz de matarme. Cerca de la muerte hay un jardín privado donde van a cantar los pájaros enfermos y es allí donde el sueño está ajeno al sufrimiento, ahí te sostengo, aquí y distante…