Esnifando el polvo de las alas de las mariposas




Alguna vez los cuervos nos enseñarán a no tenerle miedo a las cosas que brillan, a aunar el decibelio del pavor, a prescindir del cordón umbilical que estrangula nuestros sueños, el cobijo nos rehúye, quema tus ojos y verás el mundo empalado en tu estupidez, la mente está despejada cuando dejas de mirar el acuario de tu inutilidad en tus lágrimas de babas, cuando interpretas una verborrea viril, la moral de la distracción, el cuento de la princesa y la silla eléctrica y sólo espero que nos queden secuelas de las sabanas de huesos de aquel motel.

Hace una extraña noche apenada en conjunción con la cuerda de mi reloj, todo es tiempo, nada es fácil, he rellenado el vaso con alas de mariposas, he extraído el polvito de sus alas y me lo voy a esnifar, déjame, quiero ser libre, prepárate la purpurina, demuéstrale a tus pulmones que ellos también pueden brillar como tu alma, una muerte con purpurina y polvos de alas de mariposa en el alma es lo que andábamos buscando...

¿Y si mejor me besas y saltamos los dos al tren?