Por amor pondría una bomba en tu coche



Mi torpeza se ha vuelto crisálida para transformarse en el rápido latido del corazón de una cobaya, maletas desgastadas flotando en mi saliva, lo inalcanzable permanece húmedo en ellas, rebanándole los sesos a la inmortalidad y masturbándome con sus lágrimas... Saltando charcos de sangre coagulada con mis botas de agua nuevas, aún guardo todo tu hilo dental utilizado durante nuestra relación para hacerme un collar de perro que me aprete el cuello, hoy me he levantado más estrella del rock que nunca, así que enséñame las tetas y deja de llorar, podemos seguir creyendo que podemos llegar a ser mito o fusilar el cielo destruyendo lo azul y perverso que resulta su juicio, no tendré piedad los ángeles caerán como cascotes en llamas sobre tu pelo.

No soy esa clase de vacío que se sienta a tu lado en el autobús y te coge de la mano, ayer pasamos de la liga a lo oscuro sin explicación y yo me quedé pensando con cara de tonto; que hay algo en tu magnetismo que me lleva del subsuelo a la cúspide, y sabe bien… como tú, las bandejas golpean este suelo de mármol mientras te espío por la brecha que ha dejado el hacha en la puerta, y miro en silencio como bailas pisando los demonios que un día nos alimentaron regurgitando la comida para volvernosla a dar como si fuéramos pajarillos, y beberemos el agua bautismal con el que bautizamos nuestros archipiélagos arrasados por las tormentas tropicales de tu aliento y me arrodillaré frente a la pala de la excavadora y me dejaré atravesar por sus dientes de hierro oxidado y arena, déjame ser lo que odias de ti, luz y contratelón, abierto hasta la mortalidad de nuestro amor, nos mantenemos inmóviles y abiertos como las agujas de disección a las ranas, como las bombas que nunca llegaron a explotar y la ceniza de los volcanes subacuáticos.

Lo más parecido al optimismo son las sierras eléctricas.



He cogido la autopista y la he enhebrado en la aguja para coserte mil accidentes en tu piel mientras dices la maldición hablando en sueños, y te borro de la lista y me subo los calcetines, la lluvia moja los límites por los que incorrectamente camino, cuerda floja que aprieta más que nunca, la honestidad es tu fuerte del far west y mis excusas los indios que intentan asaltarlo, mi boca se ha transformado en una enorme hormigonera que vomita el cemento con el que enterramos a nuestras víctimas en las paredes de nuestra casita de lagartos, y dejaremos salvaje el huerto del jardín de tu madre para que las matas de tomates lleguen a nuestra cama y te quedarás como mujer del tiempo detrás de mis rodillas apartada de todo dolor, porque tu eres el cartílago de tiburón que será arponeado en la estampida de mi corazón.

Se que eres el hombre perfecto porque nunca me enamoraría de ti



Haz presión sobre mi pecho para que no me desangre de sueño, tu compañía evita la coagulación de la narcosis en el corazón, ironía de la cabezada decapitada... Cada cosa que pienso bombea primero por mis venas esperando a que corten mi aorta para dejarlas salir. Las heridas de radio te indicaron como tensar la cuerda en la interferencia exacta, disparaste hasta el fondo y me clavaste los cuernos del alce en el pecho y de ahí brotó la sangre menstrual que bebiste mientras te observaban las niñatas de instituto y las luces de neón. Y entonces me dijo su declaración de amor: Se que eres el hombre perfecto porque nunca me enamoraría de ti.

Dame tu compañía y rellena de colágeno la luz que el cáncer destruyó, tu corazón es un bisturí apunto de despegar en el cabo cañaverales, llévame lejos de tanta superficie... Quiero lamer tus ojos en blanco, pillarme los dientes con la cremallera de tu pantalón y acabar poniéndonos hasta el culo de esnifar el polvo ese rosa que sirve para hacer el algodón de azúcar.