Carne macabra mutilada de amor



La ventilación se lleva los espíritus de paz que enterramos junto al hacha de guerra en el jardín, allí siguen custodiados por dos enanos de escayola decapitados por musgo impoluto. Nunca supe de que huir, nunca fui el gran Houdini, nunca supe como esquivar tu ancla en forma de anzuelo y tragué el pez y morí dentro.

Y allí dentro los embriones de tu mente me mantienen atado a los radios de tu bicicleta, mientras giran, atado como si fuera Ulises en el mástil oyendo a las sirenas, la paciencia es la constructora del puente colgante que no se cruzar, del que no se salir, el canto de los pájaros son sólo laberintos en llamas, es la hora de sentir tus cenizas como lluvia ácida sobre mi piel, de dejarme morir en carne viva contigo, esta es nuestra manera de amarnos, este es el eterno final californiano, depuremos responsabilidades a nuestra simbiosis de odio.

Aquí donde las arañas tejen suspiros



Aquí donde las arañas tejen suspiros, aquí donde el principio es un cuento a medio acabar, pidió consonantismo, me pareces tan brillante, las luciérnagas ya han tejido el nido de burbujas de jabón soplando por el agujerito de la aguja de coser, descuido tu pensamiento para volverte a cultivar en mis folículos, tengo prisa, seré educado, Dios hoy no está de buenas conmigo, llego tarde de la lejanía, me gustan las cargas policiales de tu corazón, el tren descarriló sobre tus costillas hay cuerpos mutilados en tu espalda, créeme no soy tan sexy como mi descuidado pelo, aún puedo arroparte con mi vello púbico, el cielo tiene cancer pronto morirá, sedúceme como en la matanza de Texas, soy tu hambre de postguerra, cómeme.

Quemaduras de cinturón por amarnos demasiado deprisa



La salvación está en alguna lujuria cerca de ti, borracho. Alguien que te ame y te agite, que te azote con las yemas de los dedos untadas en carmín, que te desnutra a besos, y sature el dolor branquial de axolote, alguien que restriegue el afán de levitar aplastando cabezas como un Leviatán y ahora somos quemaduras de cinturón de seguridad por habernos amado demasiado deprisa en la lengua de la mantis religiosa. Y te sentaste en mi coche y apoyando las rodillas en el salpicadero me llamaste por mi nombre artístico, como matizando mi naturaleza de caos y drama, de absenta con champagne, esa naturaleza de la que no supimos salir indemnes, te quitaste la camiseta y me ataste las manos al volante para que no dejara de conducir y todo quedó en viejos amigos que de infancia se masturbaban.

Del amor al BDSM hay un paso



La libertad era un rescate hambriento de pólvora que volaba y se encendía con los rayos del sol. Ella se tumbó en el sofá mientras yo la contemplaba desde mi silla esquelética, a los pies suyos una manta de terciopelo negro, de repente le dije: no ha llegado aún el anillo, acto seguido deslizó sus dedos sobre la manta agarrándola fuertemente, la subió hasta cubrirse entera, y se desvaneció, desapareciendo al instante, me quedé atónito nunca más volví a saber de ella pero al cabo de unos años descubrí como lo hizo, algunos animales miméticos del camuflage tienen cromatóforos una células con pigmentos que se dilatan o se contraen para imitar el entorno y cambiar de color, ella en cambio dentro de sus células había odio y desamor que se contraían y se expandían y que la hacían invisible a los ojos de cualquiera y yo era un cualquiera.

Ciclos estacionales por correspondencia naval de placer



Puedes infectarte de creencias absurdas y rituales impíos, puedes estremecerte con tanta iconografía sangrante y lágrimas de pegamento, puedes enamorarte de mártires, corsarios y prostitutas, pero no olvides la cacería de malaventura y constricción que me prometiste al amparo del sauce llorón que nos mutilaba, déjate seducir por las pérdidas, las mentes encementadas con las que construimos esta catedral de vicio, el vértice, la llanura y el plantel de ira que brota sobre el cuerpo inerte de nuestra soledad, lloraste pueblos enteros hundidos en laca de uñas, y aún hoy tus lágrimas me recuerdan los ciclos estacionales de los que no supimos sobrevivir.