La complejidad vacacional del azafrán





Para mí el año acaba el 31 de Agosto, se marchitan los buenos momentos del verano, el sol, la desnaturalidad híbrida de la felicidad vocacional, la fiebre del amor en la fibra óptica de la brisa del mar, las borracheras y los pendientes perdidos en la arena, los grupos terroristas del amor y las lágrimas calientes. Nos ablandamos con el puerto y las chicharras, con las esperanzas de lo encapsulado, con el si y las milongas de amor, partimos con las hojas verdes y con los sentimientos de la locura en nuestras pantorrillas, vomitonas en pareja, actos de romanticismo sin comprensión, vivencias en formol, bravura de lo incorregible, pechos lactantes galopando en frentes con desatinos, tal vez comprensivamente nos iremos al infinito, del verano al infinito sin embargo auguraremos la explosión de un cohete espacial en el aire antes de llegar a su destino, la emérita tipografía consensuada de apagar la luz, lecturas de lo prosternable, el verano de lomografías y perturbaciones en el salitre de tus orejas.

Me marcho de vacaciones al paraíso donde las patas de cerdo son los presidentes y no hay bondad sin razón, volveré en Septiembre con las verdades de mi mundo, perspicacia literaria, otra noticia es que LISBOA Y LAS FLORES METAFÓRICAS ya está escrito, cuidado con la asomnia y con morder los lados.

Y que de mi rareza nazca el motivo para ser feliz!





Oh maldita normalidad constrictora!

Me juzgan sin conocerme como abuelitas de noches de champagne, me matan con los trapicheos entibiados entre dientes del populacho, me lanzan pirañas decantadas y paradojas gitanas, descamadas contrasentidos en no admitir. Ese es mi día a día y creo que estoy empachado, mis contestadores elitistas saturados de contener las mismas siestas, las mismas frases, creo que necesito un Silicon Valley o un Apocalipsis Now o un dentista autoasistido para que me provoque lagrimas de placer y autosuicidio. Es por eso que voy a poner el punto equilibrista de un punto y coma en sus malditos prejuicios reprochables y primitivos para azotarles con la vara prestidigitadora de girasoles y tirarles un pomelo para que despierten de su estúpida ignorante normalidad.

Mi vida no es un jardín de púber con relajantes musculares, cada día mi peinado se transforma en una excedra de miradas risorias en el mongólico autobús, me levanto entre medio de ensaimadas con corazón de acantilados y medicamentos de caligüela, camino por la calle sin que nadie quite su mirada de mis tumbas personajísticas… Manuela si hasta los de gran hermano, por dios, hasta los de gran hermano, no doy abasto mi colera, las reglas y las destituciones oprimen mi pecho como si de un yogurt se tratase!

Creo que estoy harto de que me miren sin permiso, de tener solo conocidos de serrín, paja y ceniza, de las tardes semiLCDizadas, todo esto ya me sobrepasa!!! Que queréis que haga malditos bastardos que cambie? Que sea como vosotros? soy raro y que de mi rareza nazca el motivo para ser feliz!