Autopsia lunar





Aún estoy en el contrato de la vida y el aire en escabeche aun sigue en la bóveda antártica y el tímpano de un mandril y las rosas y los pistilos y las escafandras en blanco y negro, todo perpetuamente oblicuo.

No mas para desmesurar mis sándwich con queso, no mas para huir de los aeropuertos, mas aun para clavar la estaca al pepinillos en vinagre, unos días, demasiados helados, compasivos ¿quizás? Redistribuyendo normas y deberes. Desintégrales genéricas amantes del porexpán eso era el Sábado y tres meses después estaba en su funeral y yo iba disfrazado de lágrima y corazón, como si hubiese salido del musical de JULIÁN MUÑOZ, una tormenta tropical en un tequila.

Mery Jane se puso su chaqueta gris y una cardigan del 98, abrió al mendigo en una autopsia lunar, hizo una replica al concilio de Trento y se introdujo nasalmente una ralla de maternidad y otra de polvo de fluorescente, dejó en babilonia en un restaurante español un gemido y en él un escrito que decía: “ÁRMAME”

El matiz onomasticable de los días felices





Hoy es mi SS cumpleaños y aun me pregunto si los dromedarios llegaron a la estación de Sants, si los días felices siguen siendo apátridas, si las rosas y los claveles amputados aun le pertenecen, si mi moral corrige las felicitaciones, me pregunto si somos viriles, si 22 es el numero del placer industrial en el transbordo de la línea 1, si me noto modernillo o emperador, si claudico con el ejemplo utópico de Mategna, si San Sebastian aun bendice mis flechas de encáustica anyway, si Norma Duval controla Normandía, si el norte se pierde en brújulas de sombras chinescas, si Hemingway nos da de comer como a los pollos, si mi bula sigue hilando a papanatas, mojigatos, peleles y cumpleañeros menstruales, si Cárnicas González aun nos ve besarnos.

En un día como hoy de diezmo y escopetas solo merezco representar 22 nacimientos permisibles Keplerianos en una rebanada de pan 4 quesos, hierva y musgo que filtrado a partes iguales son el suspiro de un Martini déspota.

Conmerecimientos convertidos en convenios consensuados.

Jeff Koompleaños Fusil.

Impertinencias, amor y acetatos…





Lo efímero es algo que no se puede ahogar en tranquimacines, el amor es algo desnutrido en sus apéndices victorianos, desdentado en su significado griego y marchito en su plenitud desprendida de locura, la idea indefinida de amor renace de un contexto infinito, parte de un razonamiento imbecil y se dirige hacia la mas profunda soledad en pareja, acostado cada noche con un mejillón, la confluencia de ideales desiste en un imperioso corte de tallarines que deshace los nudos de papel maché de las almohadas, el amor es la muerte ecuestre, la ternura del mendigo, el romanticismo del coño…

El desorden rige la verdad monopoliza las histriónicas estadísticas de una corazonada cotejándolas con los delfinarios de apéndices de la locura del tiempo, del sentido de los sueños epistemológicos, las desestructuras completas, los ebanistas de sueños y los enSAMblajes del ayer.