Los geniales riesgos



Fría y calculadora hizo temblar las capas de cebolla que adornaban su himen, aquel sonido dual volvería a despertar mi corazón aleatorio. Eran las 2:46 pm y la ventana reflejaba mil veces el espejo del otro extremo de mi habitación dejando filtrarse un fino hilo de su perfume... Sonaba de fondo The Smiths y las paredes se abrían en procesión brotando lágrimas de fuego entre las racholas. Dejaba que la rueda donde hacía gimnasia su hámster fuera su única religión, y como todo buen feligrés mentía al declarar su amor... puso el contestador a grabar y garabateó la capilla Sixtina con poesías de Benedetti, infarto solar y lentos espasmos epilépticos de necesidad.

Desplumó mis alvéolos pulmonares de la misma forma con la que desplumaba las perdices, sus deslices con otros hombres y su memoria. La primera de las muchas charla que mantuvimos fue en el infierno y a cada uno de los lados, una garantía de confidencialidad y celibato, al final le propuse matrimonio en las profundidades del océano índico, entre platos sucios, destinados al más ruin fracaso, le dije: —Déjame equivocarme a tu lado. Y ella equivocándose al contestarme me dijo: —Déjame relajarte de mi lado, no te necesito, amor...

FELIZ 2012

Primeras nupcias de una defunción en pareja de tres



Los cuidados paliativos hacia lo que llamábamos conciencia de amor, esa conciencia que nos quema y nos ayuda a cauterizar las heridas que el corazón guarda como estereotipo del fracaso, esa misma alma que expía lo efímero del amor para transformarlo eterno. Y fuimos algunas veces estricnina que acariciaba el cielo matando las nubes, porque el amor es amor no se necesitan tratados participativos, ni firmas, nunca te dejaré porque estar contigo o no, es como estar contigo, por siempre irreductibles brutalmente sentimentales, le rezo a todo el bien que nos prometemos esta noche para que proteja aquello de lo que trato de huir.

Llévame allí donde las almas se colapsan, donde la pista de hielo es de sangre congelada, llévame a ese país de corazones con muñones.

Lo que las agujas de tatuar arrastran al clavarse en tu piel en este tiempo de turbulencias y tinta china



Se tatuó en una cabina de teleférico para que la sangre quedara suspendida entre montañas, esa fue la escena que tanto esperó revelar. La pequeña habitación blanca quedó manchada de salpicaduras de tinta negra, acabó tatuándose las distracciones que la habían echo cambiar y las historietas que la mantenía atenta a la felicidad, ella era su propia adicción a los estómagos de mariposas pisoteadas con tacones al bailar, su religión era la de las micropartículas de color que tantas veces se habían filtrado en lo más profundo de su piel, la substancialidad, seguía viviendo en esa isla de tinta negra rodeada por un mar rojo de irritación de piel, corriendo el riesgo de únicamente ser dolor.

Caricias de látex y agujas inyectables formaban el cliché del vicio, como en un ritual de drogadictos, se mantenían firmes a los aros dilatadores de sus convicciones, estaba más cerca de él de lo que jamás pudiese haber respirado, al fin y al cabo el mayor acto de amor es él de dejarse tatuar por la persona que amas.

Las lágrimas subían como percas por nuestro riego sanguíneo


He llenado la cueva con animales venenosos albinos enterrando entre tu maquillaje mi fe, al fin y al cabo sólo somos maniquíes de pruebas nucleares esperando una explosión atómica, en todo este tiempo que te he estado esperando me he hecho amigo de los gigantes de circo que no me dejaban verte actuar, de las mandíbulas y del humo de tus cigarros mentolados. ¿Te acordarás entonces de mí cuando te estés bañando entre las llamas del infierno? Somos la literatura calcinada que orbita en vano entre nuestras vértebras. Sólo quiero ser un teorema mal aplicado, sólo soy un cliché.

Las lágrimas subían como percas por nuestro riego sanguíneo, ese era nuestro río preferido del paraíso, los otros 6 habían descarrilado atándose como en el nudo de tus zapatillas de ballet, 7 ríos que en la noche quedaban disfrazados por el ojo con persianas, la sombra de la ceguera y las sombras de los árboles parecían la garganta de los días australes y nadie, absolutamente nadie podía utilizar ninguna de sus armas secretas, todo se acumulaba en ese paraíso iónico que habíamos creado, la luz, las sabanas y todos los sueños que utilizábamos como material para quemar y así poder calentarnos.

Trayectoria descendiente



Se afeitó el cuello con su trayectoria, descendiendo hacia sus sienes, clavando su afilada cuchilla en sus vísceras cerebrales, durante unos segundo los pelillos afeitados se introdujeron en la corteza cerebral, sintiendo pequeñas cosquillas punzantes, al gotear las primeras gotas de sangre matinal, se sobreexcitó, arrancando con su propia eyaculación las venillas de su cerebro y se dispuso a ensamblarlas como si fueran pequeños hilos hasta confeccionarse una corbata, había caído demasiadas veces como también lo había hecho el pestillo de su lavabo al masturbarse, había llorado tanto que la humedad arrugó sus corneas distorsionando el recuerdo de lo que fue.

No te equivoques ser Dios es una trayectoria descendente hacia universos reprimidos.

Yo desciendo, yo disiento, yo desmiento, yo desdiento.

Colaboración en: latrayectoria12

Orgía despedazada por una fibrilación



Voy a estar a tu lado aguantando en mi mano el lago congelado de lágrimas con él que amputaré tus deseos engangrenados cada vez que lo necesites, he visto ahí a lo lejos el sol subido en un andamio soñando con poder pintar el cielo de amarillo para ti, estamos encerrados en un manicomio en las alas de la cucaracha, esa que aplastábamos al principio por repugnante y que ahora se ha transformado en nuestro hogar, el veneno se desentiende de nosotros, estamos empalados en nuestra soledad, estamos condenados al amor, sigo absorbiendo las consecuencias de trasnochar, el opio es la única carta de navegación, aguanto como atlas el peso de la esfinge sin entender que es lo que me pregunta, la tortura es ineficaz, mortificarse es nuestro único placer, pero mañana nos iremos de aquí volando en un aleteo ventricular.