Nada de cuerdas flojas en luna llena...



Me gusta olerte y responderte con mis hormonas, no está bien, se que no está bien es enfermizo, se que es enfermizo, pero eso es lo único que me permite seguir unido a ti, la enfermedad, la tranquilidad que me produce esto tan enfermizo que he cultivado, sigo estudiando eso que me has dado, ese aroma a sangre fresca deseando evaporarse, me excita correrme encima del arcoiris que ese prisma creó a partir de la luz, tantas amantes muertas en cunetas de carreteras de curvas.

Nada de cuerdas flojas en luna llena...

No busques lugares comunes



Siguiendo las coronas de flores de las batallas libradas en el patio trasero del mundo, encadenándonos a los ángulos muertos de la luz, un lugar perfecto fabricado a partir del plástico negro, cuero y látex, tan seguro como las rodillas escarificadas de los niños bajo la lluvia, candelabros transplantados iluminando las almas de nuestros héroes.

Latidos ladrantes, mármol y quintas enmiendas, hoy es la luna que quieras que sea. Gracias a ti hoy he formulado el teorema de la superstición de la paloma con mis propios miedos, he confundido una branquia con una semilla voladora de diente de león quizás me ayude a respirar, al fin y al cabo mear encima de la desdicha para bajar el picor y la hinchazón es la única opción, no te equivoques estas navidades pondré muérdago encima de tu silla eléctrica.

Golpes para deshuesar



Méteme los dedos hasta la garganta y dibuja en ella a tu boca comiéndosela. Abrázame en esa arcada y no me sueltes, córtame en estrellas como los copos de nieve, ensúciate las manos con mi carne, mece el cuchillo sobre mi piel, demuéstrate a ti misma que sabes dar los golpes de deshuesar.

Ese momento en que te das cuenta que no te gustan los masajes sino los arañazos en la espalda....

Caderas marcando la X y rumbos nulos



Es difícil no sentir la noche, no saberla amar, faltan algunos días para la luna llena y Bizet me ayuda a calmar el mono, tengo la suerte de tener una terraza con cactus que da a una ventana donde siempre se ve una cama vacía, esa es la metáfora de lo que soy cuando estoy en Sevilla, y lo mejor de todo sólo yo sé donde hay una dama de noche enorme a la cual acudir para recordarte, pero sabes que por encima de todo esto; colmillos y huesos de cadera marcando X y rumbos nulos, puedes estar tranquila sigo amándote.

Amo la vida bohemia en Sevilla, los borrachos de la Alameda, el cielo de noche, el calor insoportable, amo lo rancio de Sevilla, escribir, pasear, el olor a flores en Sevilla, amo las inesperadas habitaciones ajenas, las gargantillas, y las luces cálidas...

Nyctophilia



Ella siempre ama los rincones bonitos que dejan las estelas de pólvora incandescente de los fuegos artificiales al caer, los embriones húmedos alimentándose de las gotas de rocío en mis pupilas, las esporas de mi bragueta, ella siempre dice que mis manos saben rasgar, amo el placer que me produce la niebla rozando su cuerpo, borrándolo en mitad de la escenografía de la noche, atentando contra la vida que hay más allá del mero despertar, sabrás de mí lo que mi lengua supo matar, pupilas en blanco y las sábanas apretadas entre tus puños...

Labios lobos



Inflorescencia, caos, alineación, miedo y sexo... Quizás antes de que acabes de leer esto ya estés inmortalizado en alguna constelación, o quizás te hayas bebido el veneno de tu propia vida, créeme, no soy quien para indicarte, pero estás equivocado, todo lo que crees, piensas y amas es erróneo, cualquier ápice de moral, ética o drama en ti es un reflejo fragmentado de algo que no existe, la razón inflorescente a marcado tus cartas, has cuidado de separar en vano el grano de la paja, la libertad de la ambición, lees y compartes, trabajas y masticas, te has follado tus propios miedos tantas veces que ahora es difícil trazar la linea entre el placer y el pavor...

Existen lugares de los que es mejor no hablar, uno de ellos está en la selva de tu carne .

La tragedia y las Pléyades



La entropía y los coños, esa es la fina línea entre lo que se reza o lo que se ama, llegar al límite sin remordimientos, siendo radicalmente sensible a los contrapuntos de la vida, la sutil misofagia al despertarme contigo, engañándolos a todos, y dejando las cacerías para las bestias ya cazadas.

...Y entonces me columpié en los cuernos del escarabajo rinoceronte mientras observaba en la distancia un campo de chicas desnudas con sombreros indios de plumas atadas a cada uno de los pelos ásperos de la lengua de mi gato, mirando como bebían tinta negra de pulpo chino de la boca de los cuervos amaestrados de mi sed y oyendo como tiritaban sus labios allí donde una vez mis besos imitaban al reactor número 4 de Fukushima, ya lo dijo mi padre una vez; "Hay dos cosas que siempre caminarán contigo; la tragedia y las Pléyades".

La escarcha de mi garganta



Morfina, morfina inyectándose a colmillo dentro de la escarcha de mi garganta, hielo fiel a la voracidad, dejando que las pieles y las yeguas helaran lo que las luces y los pájaros exóticos llevaban en sus picos.

Balanceos respirándose junto a mi boca, arqueando la espalda, tiritando, llevando terremotos de piel hacia los profundos humedales, allí donde una vez habitaron peces abisales entre toneladas de presión, quebrando los vuelos nocturnos y los rugidos del despecho, drogas naciendo de tu vientre fermentando con los pelos de mi barriga, sensible amnesia acariciándonos, batallas labiales por naufragar, navajas sin piedad, mutilaciones, germen y Kerouac...

Vallas eléctricas de un húmedo corazón



Estás enferma y toda tu enfermedad también lo está, enfermedad por amor, dices, no puedes haberte infectado de algo que le pertenece a las hojas de afeitar de la otra orilla... aunque cierres los ojos y oigas los murmullos de tus lágrimas debajo de la cama, le debes a esas lenguas arrancadas y a esos castillos de lluvia encima de las pieles de lobos con los que te vistes todo lo que eres, deja de observar desde el agujero de la cerradura los hombres electrocutados en las vallas eléctricas de tu corazón, y empieza a sentir como el viento de venganza arrasa los pastos y los rebaños, sembrando la constancia y la virtud, pues no hay nada más insano que las ganas de ser amada.

Si no puedes amar a alguien cómetelo



La muerte es la promiscuidad de la vida, cada segundo acompañado de los deseos de una tragedia fértil y mundana, avivando la carnicería y el terciopelo de las hojas venenosas de tu aliento.

No tenemos leyes, se nos pregunta sobre nuestra obsolescente eternidad, anidamos en las madrigueras ajenas, nos besamos en las trincheras que forman las sombras de las casas, nos dejamos emerger como las islas volcánicas, nos anexionamos a Crimea, no tenemos leyes, no tenemos leyes, nuestra sobredosis no se rige por ningún ajeno. No tenemos leyes, aveces me inclino, aveces me niegas, me dejo crujir, me armadillo, sueles desvanecer los lugares triunfales inconclusos, te dejo despiadarte de mí, me postulo a la omertá, dejo que tus fragmentos afilados de puntas de gorros de gnomos de jardín se claven en mis córneas.

Y cuando observo tus nerviosas manos vulgares temblar, esa indolencia, esa linda precisión natural, recuerdo las minúsculas explosiones en mí, los ignorados apestosos latidos, la ineptitud bañándose desnuda sobre el sentimiento, y no es un tumultuoso recuerdo, representa la liviandad con la que tu templada mente se enfrentaba al temor de la mía, y aún con esa hermosa paradoja muchos jamás podrán entenderlo, no se trata de piel o alma es algo mucho más incontrolable.

Cyanosis



Inmensidad quebrantada por el inmóvil colapso. Aleteo de maldad cortejando mi paz. Caos de inocencia sedimentada bajo la fría tempestad Y las sonrojadas heladas sangres del vientre del petirrojo. Y me rindo exhausto, etílico y desvanecido, Mimetizándome con los últimos gritos de las fieras salvajes gaseadas Y los rubores necrosados de la luz de tu habitación. Y me alivian las flores de Meconopsis Betonicifolia que florecen en tus labios, Impregnado por la calma de las brutales colisiones bajo mis colmillos. Plaga inerte de edelweiss inundando mi locura, La correcta conexión con el trauma, La mitosis de sentimientos destruyéndose por minutos, El paso fractal en falso, La imperturbabilidad de la calamidad, La metástasis del sosiego sonriéndome desde el infierno. Cyanosis llevándome sobre su boca al crimen de la salvación. .

Paroxismo



Mantén la espalda recta mientras rezas sobre las tripas extraterrestriales de mis líneas de expresión, allí donde el olor a la porosidad de tus huesos, el rock & roll y la cayena me abrazan multiplicándose como tu reflejo en las caras del diamante, lanceolada pérdida de tiempo, súplicas atándose al mástil para huir de las sirenas, vistiendo los cortes de tus muñecas con santas inocentes, cómo dejarse de liturgias cuando tus besos no han alcanzado la fe, sabes que la más sensata manera de dejar que mi barco descanse en el fondo es apagando la luz del faro.

El dolor es una superficie perfecta para patinar... amé y me pusiste la boca del cañón en mi boca, animal, me disparaste como a un animal. .

Campos magnéticos de concentración



Amnistía para la demolición de la histeria de amar escondida en los campos magnéticos de concentración de debajo de tus sábanas, nuestra carne viva tendida sobre el balcón del aliento de un depredador, el columpio que cuelga de mis colmillos dónde se columpian los espantapájaros de sueños, las esperanzas coaguladas que duermen en mis garras, los guerreros empalados en el vello de mi espalda. 

Condujiste las águilas de Prometeo para que devoraran mi hígado mientras dormía, bañándote en el ácido de mis lágrimas, humedeciéndote la cara con mi locura matinal, haciendo aros de humo mientras me observas para cazarme. Labios rojos que reposan atormentándome bajo mi cama y que coronan a un rey destronado. 

Ni yo puedo, ni tu debes...



Corazones rígidos barloventando sobre la marea, robándoles los temblores al comedero de alpiste, y sobre tus noes reposan las alondras muertas de mi ira, y sobre tu nombre las trampas de pegamento para ratas que tantas veces quise besar, y desde las más crueles cruzadas oigo los chillidos de las ballenas escondidas en las madrigueras que han cavado en los conductos lagrimales de marineros sin redes de funambulismo. 

Los oleajes marchitados por la inmersión del tiempo, el dulce y maternal abrazo de cualquier reproche con olor a sal. Caminar con pies de plomo y suela de plata, lamer el muérdago de forma lasciva, amarrarse tan fuerte a la gorgonia hasta dejarse las manos ensangrentadas por sus pinchazos, anclarse a la lluvia con paraguas desvestidos, sentir que estas solo a unas pocas millas de la explosión atómica. 

El baile entre el cuerpo desnudo y la estabilidad del ojo que lo mira.

Abestiarse de ti



Tal y como bailábamos tras el florecer de la sangre nueva, riéndonos respetuosos en el ligero del viento, puertos, pieles, celebridades sin bragas, abasteciéndonos de la inorganidad y el costumbrismo, de indulgencias, pecados, pianos, mieles y aplicando la norma genérica a la inestabilidad, sensibilidad cabalgando libre en genéticas e imperdonables mentiras que cosen heridas en sueños, ruegos, maletas, trueques, caricias en forma de reacciones alergias que a su vez desencadenan palmípedas supersticiones.

Aveces pienso que los sentimientos son como plancton, pequeñas partículas flotando sobre el mar abierto esperando a que los tiburones ballena acudan a su llamada, un corazón disuelto como el láudano en la absenta.

Aponogeton de corazón



Lo único que sabes de mí es que se crear cielos en descomposición, que llevo un aponogeton de corazón, que mis dedos son lo más parecido a anzuelos en tu boca, lo único que sabes de mí es que mi piel es un lacrimatorio, que llevo en el cenit de mis palillos tus besos. La muerte se ha parado en el borde de la nada, arrodillándose sobre el vacío para rezar, dejando que la brisa de sus miedos acariciase sus cabellos rubios.

Incisión de aliento sobre la fría inquietud soberana de reinos de piel de gallina y pieles de zafiro, molinos de juventud moliendo la vejez a grano fino, tu mirada aboliendo mi entrecortada respiración, rasguños que aletean por mi espalda mientras tu sonrisa malévola se esconde tras el telón.

Adagio para la insurrección del firmamento



Inextirpable impromptus en el solsticio invernal, llevándose en espiral la alternancia de lo infinito, consumando tras sus vitelinas manos el tiempo, reposando sus caderas sobre cánulas de plumas negras enraizadas a la piel de la hiedra inerte, latidos que ejercen de engranajes sobre las fuerzas impalables, hoy, mis lágrimas saladas darán de beber a los campos de caña de azúcar...

El sentimiento destruye a la razón primero.

Mi lago



Construyo mi fe con cada nota herizada del vello de tu piel, sentirme a tu lado arropado por los sonidos de las teclas blancas de tu sonrisa, dejarme tiritando de vida al darme tu mano.

Ahora, a tu lado nada temo, pues me guía cada segundo pasado contigo, el aroma de tu risa impregna cada lugar recorrido, guiándome el abrazo azul de tus ojos hacía travesías insondables, esta noche aquí en medios de la inmensidad de este lago dejaré abierta mi ventana para que tu calma sea el bálsamo que cure mis tormentas...

 Para María por enseñarme a volar sobre mundos submarinos. GR

Incendios Consensuados



Pacientes terminales en terminales de aeropuerto, llevo el ruido de los motores clavado en mi mente, los oidos me pitan por la presión de acercarme a ti, empieza el frío en los trópicos, cuerpos desnudos ensamblándose como acero, escucho tu voz pidiendo perdón por megafonía, olvido por un instante todo. Orgasmo. Cuido mi lenguaje mientras mi lengua te rodea cual serpiente, estrangulaándote a besos a 8000 pies de altura, gotea el veneno de mis colmillos por tu cuerpo colándose entre tus muslos, espero que cruces el pasillo mientras tus tacones y tus caderas destruyen mi coraza, esperando que te acerques a mí para preguntarme: ¿Que quiere tomar el señor? borro el crosscheck, el landing y las instrucciones de emergencia, cometo un error, lo sé. Pero esta vez no quiero perderte, no quiero salvarme.

Piezas de caza en un rompe-cabezas de tiros



Veo a través de caleidoscópicas formas como se posan las garras de pájaros carroñeros sobre tus labios, igual que mis besos se posaban sobre el mar muerto, viéndote cruzar sobre ellos, en tu voraz devoción camino sobre santificada piel rasgada por agua bendecida, exorcismo termal.

Dejando volar mis riñones tal y como nuestra madre construía nidos envenenados para golondrinas. Hoy soy todo un toma a tierra. Y a pesar de nuestro odio y deforestación siempre nos quedará la semilla de Maria Callas.

Aquella noche dormí únicamente con mi pensamiento puesto en ella y con ese vestido ella dormía siendo la mas hermosa.

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 "Echo de menos aquellas noches en las que tú me hablabas de Turguénev y yo terminaba con el coño oliendo a cerveza" —.Miss Pizarnik