Y sigue temblando una vez más

Cuando hayas callado los ruidos que empañan tu media melena al mirarme, y entre los dedos se cuelen nuestros recuerdos de escarcha, pronto te darás cuenta de todo, de nada. Y sigue temblando una vez más, no te despidas, seamos prácticos, media sonrisa y giramos nuestras cabezas hacia los polos opuestos que trantas veces nos han visto rompernos, campos magnéticos bautizando nuestro silencio, puntada sin hilo y buenas maneras de esas que cubren tus rodillas como hierba alta de verano.

Rincones tranquilos

Sobre tu boca reposaban dos pajaros sin cabeza intentando beber de tus entrañas, mientras las esfinges griegas lloraban mi muerte, esos rincones tranquilos son los que anhelo conservar.

Debes sentirte libre

No nos han escuchado, solamente se han supuesto cosas, ya hemos vuelto a necesitarnos, el plan era ese  las ganas de escribir con tinta el deseo de las manchas de aceite y entre medio de toda esa entropía, con recelo, guardo un arca de Noé con todas esas flores silvestres invasoras entre mis músculos branquiales, debes sentirte libre, un poco mas al menos, la tristeza de rábia de tantas noches sin ti, de tantos ángeles caídos, y tantos tiburones nodriza sin aletas, soledad cantada por soleares en medio de los campos yermos de Madrid.

Apicultura sentimental

Servirnos de escudo, tomarnos el pelo, hacer de tripas corazón, huirnos, envolvernos en papel film, pulsar el botón de freno de emergencia, ya no existen modales, ni gente que sepa servir una copa de absenta, soltar lastre, perder el ancla, clavar tus rodillas en mis muslos, sobrellevar la vida comprando flores, la taxidermia del recuerdo, las bragas sin costuras del primark, un hielo derritiéndose sobre el frío mármol, bucear en copas menstruales y pasar del sexo a las telas de araña, apicultura sentimental.

Oro para el caos



Este sol al que le rezabamos ha llegado a su final, el fuego esta vez nos rodea así como nuestras propias contradicciones, simplicidad, ya solo nos queda la luz filtrada de las catedrales, adictos a su luz, sangre joven fuera de control brotando por todos los manantiales de nuestra piel, y afuera sedientos caníbales siguen esperando para beberla a las puertas, sencillez, seguimos teniendo el don de la profecía pero nadie nos creerá, lo siento ahora solo hay luz filtrada de colores de altas vidrieras bailando detrás de nuestra nunca mientras le rezamos a la oscuridad.

Jaleo, jadeo



Íbamos ciegos pero no nos perdiamos de vista, entre medio del jaleo, el tumulto, ese runrun repitiéndose, una y otra vez susurrandonos: este principio es el último adiós, como todo lo que acaba para volver a empezar, las lentas e inconstantes luces que se pierden en el horizonte, que engañan a los barcos, dando vueltas todo, crujiéndonos como esos engranajes de máquinas de feria vieja, pelo tupido negro y un estúpido baile de miradas, que nunca entenderé, idas y venidas, has cogido la cartera, la señal, puñetazos, cerca, lejos, no te entiendo, tu me llevas, creo que me ha dado el bajón, el hierro, Canarias.

Piel de escena



Pedazos de ti, pedazos de ti llevados en procesión como esas hojas llevadas por cadenas de hormigas hacia tierra húmeda, si, si esas hojas troceaditas por colmillos, profundidad de campo, luz cenital, un poco de sombra de ojos, y dejamos que se acabe el mundo. Ya no seguimos los rastros de migajas de pan para volver a casa, hemos crecido, mas ariscos, eso es lo que he aprendido contigo, de ti, en cada una de tus escenas, el viento, el viento marchitarse, en cada una de nuestras penas, acto segundo, después del descansillo lo que quieras..