Lágrimas fruto del pasto de las llamas



Si quieres acordarte de mí sólo tienes que sacar la lengua en medio de la lluvia y dejar que alguno de los millones de dioses que caen la toquen, así es como yo te la solía tocar mientras bailábamos en la noche del 21, con los cables de alta tensión de venas, con las riendas sueltas recogiéndote el pelo, me siento tan insignificante olvidándote que podría hasta amarte.

Cuando llegan estas horas apago la luz y mi cuerpo empieza a mimetizarse con los crujidos de la noche, fruto de este silencio de madrugada nace el estado larvario que me ayuda a vivir. Dejo de lado mis sentimientos al tiempo que me desnudo, echo mi perfume en los ojos de mi fe dejándola ciega, y con la única luz de mi planetario contemplo las falsas estrellas girando en el techo de mi habitación ese es el parto de mi mejor creación la culpa por sobrellevar mi mente.

Contigo no hace falta que oculte mi sadismo por las estrellas... a ti también te gustan las cosas que hieren.