Bozal de mar



Bozal de mar; oigo ladrar las olas en tu espalda esperando sordamente a ser mordido, rabia de marea suplicando perdón. Quiero tenerte enfrente mío y empujarte al barro, quiero jugar a apagar el gas y encender la luz, con el codo en llamas. Amputación. Quiero lamer tu orgullo y echarle tus miedos a los cerdos, en ese momento atravesaré tu corazón de ciervo como el leñador de Blancanieves y luego sacaré la espada de él como el rey Arturo.

Te levantarás sobre ti misma y lo verás todo como si fuera una película gore, mientras te voy quitando la piel a cachos, y luego sembraré bambú que se enraizará bien hondo y no te dejará respirar. Quiero que nos chapucemos en el fin del mundo, quiero que nos pausemos los sentimientos, quiero jugar con tus labios de sierra mecánica, lentamente y sin destellos, inundar un letargo con lo imposible y responder mal el cuestionario adrede, esto es lo que la soledad amamantó, un amor de filo de hacha.

Estoy acostumbrado al fin del mundo porque tus besos son lo más parecido a un holocausto, cada noche contigo vivo una nueva profecía apocalíptica, tranquila... Soy inmune a la destrucción, llevo un corazón de juicio final y un cerebro de armageddon, puedes devastarlo todo sin remordimientos, sin piedad, estoy preparado para la redención pero esta vez no pienso salvarme porque TE AMO

He oído que ese viento sopla con las lágrimas de Morrisey



Tanta fragilidad desquebrajándose que te descuidaste de coser mi sombrero y ahora no puedo ser Napoleón, no me molesta que pongas en tela de juicio mi credibilidad, mi consciencia me masturba cada noche, llenaste el vaso de absenta con mis cenizas y yo ahora me consumo como cigarrillo esclavo entre tus labios, soy el veneno que cura al antídoto mientras tus espasmos me arropan, una castidad menstrual que empieza por las espinas del motel donde nos conocimos, tu eres mi cosmoidolatría, y yo siempre seré como ese fuego artificial imperfecto que falla y no sube tan alto como los otros cayendo sus chispas sobre la gente y haciendo gritar a las señoritas...

Llevo la línea del horizonte de corbata y tus muñecas de porcelana clavadas como fósiles en mis pulmones, tu México natal es mi aguja de tocadiscos, así que esta noche te toca apaciguar mis aullidos momificándome con papel film cual viuda negra en su madriguera. He seguido soldando el tanque de agua con estaño y tu calor corporal, necesito destruir lo establecido y arrasar con nuestro bien común, estoy en cólera entre chispas e indefensión, me he dejado tantas veces llevar que no estoy seguro de quien maneja mi cordura ahora, un nudo marinero que no se deshacer. Tu saliva para engrasar los engranajes de mi corazón.

Error de telegrafía



Atemorizar como verbo de asimilar el fracaso, escarcha de semen mañanera como parábola del amor, hoy toca contratar a nuestros corazones de plañideras, hoy toca amputarnos las piernas y esperar a que germinen, quedo a tu disposición para tu liofilizado amor, seguiré con el agua al cuello y sodomizando la marisma que dejaste debajo de mi cama, dile a tu papá que olvide lo de esta noche, que sermonee a otro, yo sólo dejé que lo indebido fuera constante vital en aquel preciso instante en el que ni tu ni yo supimos como detenerlo.

Tus labios son la escayola que hace crecer el vello de mis besos a oscuras



Me cubres de gloria con tus fugas tóxicas de gas propano, sacudes los cuentos de venganzas para niños sin fe, eres mi corona de flores sin haber nacido aún, una vez más subyugas mi miedo y le haces lamer mis pies de una forma obscena. Caridad con la que abres la ventana para sujetar el fuego del faro equivocado, haces saltar los plomos, tu corazón empieza a croar como una rana en celo y la humanidad se queda a oscuras retorciéndose de dolor en el suelo, muriendo rápido en un suspiro ensangrentado de moscas, y aveces me siento como el elegido para limpiarla, soy el hombre que está esperando mojado por la tormenta en medio del triangulo que forma tu ombligo y tus dos rodillas, ven llévame allí donde rompen las olas, necesito salitre para escapar de aquí...

Cuidaré lo que me dejes como si fuera la paz que nunca logré contigo



He tratado de inmovilizar la luz del flash de tu cámara en una lazada de cowboy lo he hecho para dejarte creer en planes B y vanas alternativas, he tratado de cazar tu último aliento con mi suspiro como si fuera un cazamariposas, he quemado la hierba muerta de alrededor de tus pies para que las llamas te ayuden a alzar el vuelo, pero me resigno a exhumar nuestros ídolos, nuestros símbolos, me niego a ahorcarme con tu tirante caído del hombro o desde el salto del ángel de tus pestañas, cuidaré lo que me dejes como si fuera la paz que nunca logré contigo.

Nunca podrás vencer las batallas que perdimos, llevas en los lunares la pólvora con la que me fusilaste y aunque intentes usarme de colador para separar la paja de tus lágrimas, jamás lo conseguirás.

Tu presencia me constela



El infierno apaga la luz de mi habitación cada noche, una visión de mi mismo inestable y asilvestrada de momentos felices que lloran como perras una y otra vez, una memoria de acontecimientos sucediéndose como en la constelación del lobo y la caperucita, y sigo permaneciendo encima de todas esas estrellas rotas, tumbado como si fueran pedazos de cristal, clavándose por toda mi espalda y esperando a que llegues y empieces a girarlos uno a uno para darme cuerda, pólvora y ascuas incandescentes flotando en el ambiente que hacen a su vez de nubes y estrellas, y de fondo Damien Jurado así como el que no quiere la cosa en el museo del vuelo, premeditadamente equivocados y amándonos con alevosía.

Por amor pondría una bomba en tu coche



Mi torpeza se ha vuelto crisálida para transformarse en el rápido latido del corazón de una cobaya, maletas desgastadas flotando en mi saliva, lo inalcanzable permanece húmedo en ellas, rebanándole los sesos a la inmortalidad y masturbándome con sus lágrimas... Saltando charcos de sangre coagulada con mis botas de agua nuevas, aún guardo todo tu hilo dental utilizado durante nuestra relación para hacerme un collar de perro que me aprete el cuello, hoy me he levantado más estrella del rock que nunca, así que enséñame las tetas y deja de llorar, podemos seguir creyendo que podemos llegar a ser mito o fusilar el cielo destruyendo lo azul y perverso que resulta su juicio, no tendré piedad los ángeles caerán como cascotes en llamas sobre tu pelo.

No soy esa clase de vacío que se sienta a tu lado en el autobús y te coge de la mano, ayer pasamos de la liga a lo oscuro sin explicación y yo me quedé pensando con cara de tonto; que hay algo en tu magnetismo que me lleva del subsuelo a la cúspide, y sabe bien… como tú, las bandejas golpean este suelo de mármol mientras te espío por la brecha que ha dejado el hacha en la puerta, y miro en silencio como bailas pisando los demonios que un día nos alimentaron regurgitando la comida para volvernosla a dar como si fuéramos pajarillos, y beberemos el agua bautismal con el que bautizamos nuestros archipiélagos arrasados por las tormentas tropicales de tu aliento y me arrodillaré frente a la pala de la excavadora y me dejaré atravesar por sus dientes de hierro oxidado y arena, déjame ser lo que odias de ti, luz y contratelón, abierto hasta la mortalidad de nuestro amor, nos mantenemos inmóviles y abiertos como las agujas de disección a las ranas, como las bombas que nunca llegaron a explotar y la ceniza de los volcanes subacuáticos.

Lo más parecido al optimismo son las sierras eléctricas.



He cogido la autopista y la he enhebrado en la aguja para coserte mil accidentes en tu piel mientras dices la maldición hablando en sueños, y te borro de la lista y me subo los calcetines, la lluvia moja los límites por los que incorrectamente camino, cuerda floja que aprieta más que nunca, la honestidad es tu fuerte del far west y mis excusas los indios que intentan asaltarlo, mi boca se ha transformado en una enorme hormigonera que vomita el cemento con el que enterramos a nuestras víctimas en las paredes de nuestra casita de lagartos, y dejaremos salvaje el huerto del jardín de tu madre para que las matas de tomates lleguen a nuestra cama y te quedarás como mujer del tiempo detrás de mis rodillas apartada de todo dolor, porque tu eres el cartílago de tiburón que será arponeado en la estampida de mi corazón.

Se que eres el hombre perfecto porque nunca me enamoraría de ti



Haz presión sobre mi pecho para que no me desangre de sueño, tu compañía evita la coagulación de la narcosis en el corazón, ironía de la cabezada decapitada... Cada cosa que pienso bombea primero por mis venas esperando a que corten mi aorta para dejarlas salir. Las heridas de radio te indicaron como tensar la cuerda en la interferencia exacta, disparaste hasta el fondo y me clavaste los cuernos del alce en el pecho y de ahí brotó la sangre menstrual que bebiste mientras te observaban las niñatas de instituto y las luces de neón. Y entonces me dijo su declaración de amor: Se que eres el hombre perfecto porque nunca me enamoraría de ti.

Dame tu compañía y rellena de colágeno la luz que el cáncer destruyó, tu corazón es un bisturí apunto de despegar en el cabo cañaverales, llévame lejos de tanta superficie... Quiero lamer tus ojos en blanco, pillarme los dientes con la cremallera de tu pantalón y acabar poniéndonos hasta el culo de esnifar el polvo ese rosa que sirve para hacer el algodón de azúcar.

Ofelia siempre flotará a pesar del peso de los gusanos



Mi corazón estaba tieso igual que las alas de mariposa disecadas de tu abuelo y había un coche en llamas lleno de asteroides y hormonas oculto en el barreño de uvas que iba a pisar, hoy más que nunca orbitan sobre mí miles de imprudencias que hacen trampa a aquellas muchachas desnudas del volley playa, espero que no acaben mareadas vomitando mis besos en la nuca por todo el vino, nunca os fiéis de las escuelas de golondrinas asediadas por aguijones- Baltimore nunca baila sólo, el paraíso es un espejo roto que hay que barrer, Ofelia siempre flotará a pesar del peso de los gusanos.

Besos de tungsteno iluminándose sobre mi cálido cuerpo, me sangras como ninguna.



Disfracémonos de superhéroes con ropa fluorescente, ropa interior por encima y gafas de bucear y rompamos las horribles esculturas de porcelana de tu abuela al ritmo de "Walk the Moon", bésame y empújame contra la maldita vitrina donde guarda la colección de sombreritos militares de cristal, aniquilemos su buen gusto y llenemos sus paredes forradas con papel pintado de los 60 con una dictadura de salpicaduras de amor descuartizado. Y estaré contigo porque sin ti recapacito mas de lo que es debido. Años de redención, sueños oscuros de un Dios sobresaltado en medio de la noche, así que gira la cabeza, levanta la mirada y déjalo fluir. Ahora se ha ido la luz por haberle cortado las venas a nuestros besos.-

Degüello y quemazón



Y balanceándome sobre el deseo de lo que fuimos caí hacia detrás desnucándome contra el futuro que nos quedaba por vivir, era ahora con los ojos en blanco, con la lengua vuelta en la garganta sin dejarme respirar y fuera de conocimiento alguno cuando pude ver a mi corazón cauterizado por las dudas, conduciendo hacia lo más profundo e infranqueable de las coronas de espinas de hierro de tu cárcel, siguiendo el humo de tu cigarrillo como líneas de carretera, delimitadas por despeñaderos huecos que distorsionaban lo que sentía, y entre tanta niebla, polvo y humo me di cuenta de todas las coronas de flores de la carretera, donde muchos otros habían muerto por ti y no me importaba perder o perderme o perecer, llevaba las rodillas peladas de tanto rezarte y la mente garabateada con miles de estupideces de lo que haría por ti, contigo o sin ti, y nada tenía sentido y nada tenía importancia.

Y cerré los ojos y aceleré saltando por encima de la última curva y embalsamé esa emoción para bañarte en ella cada noche y recordarme que un día fuiste una destinación imperecedera, improrrogable, imperfecta e inalcanzable de mi propia necesidad de huir sin ti.

Tu tormenta de arena me llama padre



Cuando pienso en ti me aguanto la respiración y espero a que aparezcan las contracciones por falta de oxigeno para que me hagan olvidarte, es difícil encontrarte entre tantas manchas limpiadas de sangre, es difícil buscarte entre tantos animales incandescentes.

Mi galaxia siguen siendo las marcas de cuerdas en tus muñecas y tobillos, las estrellas los puntitos de la piel de gallina que se te pone cuando te azoto, me he equivocado de ruta siguiendo los arañazos de tu espalda y probablemente me pararé a ver el amanecer desde lo alto de los cráteres que dejan mis colmillos en tu piel. Estás tan cazada por tus miedos que eres incapaz de matarme. Cerca de la muerte hay un jardín privado donde van a cantar los pájaros enfermos y es allí donde el sueño está ajeno al sufrimiento, ahí te sostengo, aquí y distante…

Porque el verso requiere de universo



Tranquila algún día nos volveremos a encontrar en el corazón de la estupidez, mientras seguiré viviendo en la anhedonia de tus besos y sólo sentiré que debo reprimir mi conciencia para seguir viviendo en el letargo de tus labios.- Lo acato, soy uno de esos personajes de ficción que le reza a la virgen para descubrir su verdadero yo, un super mario bros, un simple y desleal siervo de la manera tan estúpida de resucitarme, sigo meándome en el cáliz de los extintos que es la esperanza de los malditos... Porque el verso requiere de universo.

Desnudos frente al San Juan polar



Mi corazón construyó el campamento base a 8000 pies de altura, cuando el invierno era sólo el filo del lomo que arrancaba de tu piel para comerte y sobrevivir, hicimos de las lágrimas ventanas de carpintería barata para poder ver el sufrimiento que había en los demás y nos lavamos los ojos con pólvora para estallar al mirarnos en esta noche de San Juan polar.

Desnúdate, necesito que me abraces apreta hasta que me estalle la cabeza y pon una sandia en su lugar, coge un bate y luego batéala para que explote y te llenes de rojo y pepitas te aconsejo que no te eches rimel.

Labios de garganta



No puedo decirte nada más porque el infinito no necesita palabras, llevamos el eje tatuado en la piel, piel muerta sobre perro muerto. No es remoto el sentimiento, me remonto al ser para atornillar tu soledad a mi cremallera del pantalón, agonízame, es todo lo que puedo ofrecerte, lágrimas de estallido para hacerte volver por el camino vivido, te dejo mis lágrimas como migajas de pan engullidas por cuervos para hacerte perder como Hansel y Gretel, no vuelvas, es más… te necesito, eres perfecta pero lo ártico muere en esta noche anecoica.

La muerte puede ser el mejor revólver para acariciarte



Mis labios no saben llorar, el sometimiento es una buena opción cuando las luces de la ciudad sangran, mi corazón cruje como un castillo encantado cuando te ve oscilar de wonderland a deathland, miedo me das, tengo sed de ascuas, es lo que nos han enseñado nena, es lo que quiero. Dedos de gorrión muerto que introducen los diamantes en mi garganta para ahogarme, lapídame con lingotes de oro y desparrama mi sangre de platino sobre el musgo y los líquenes, córtame los brazos con los negativos fotográficos de tu alma.

Los ganchos donde sujetábamos las poleas para mover el mundo



A veces necesito apoyarme en el símbolo de lo que soy para seguir adelante, creo que rendirse es positivo, de nada sirve luchar si no crees en la guerra, a veces estar sumergido en sueños es como estar hundido en medio del fondo de un océano allí abajo, sin luz y con toda la presión de todo ese mar de sueños que te hacen estallar, no creo que le deba nada al mundo más que vivir como yo únicamente se, como me han enseñado, con la corteza cerebral abierta de par en par para que la chupes y notes el hierro en tu lengua.

Es como volver a tener los primeros besos de abolición, y seguir viviendo en el valle en la grieta en forma de araña del cristal de tus gafas rotas por culpa de la cuerda de ahorcar, el amor es el verdugo que te la puso en el cuello y el que abrió la trampilla para que cayeras, fue quien observó tus espasmos, el que te recogió, el que te lanzó a la fosa y el que lloró por ti, cuida de él no todos los día se puede morir por el amor de tu vida, no todos los días se encuentran los límites del perdón.

Carne macabra mutilada de amor



La ventilación se lleva los espíritus de paz que enterramos junto al hacha de guerra en el jardín, allí siguen custodiados por dos enanos de escayola decapitados por musgo impoluto. Nunca supe de que huir, nunca fui el gran Houdini, nunca supe como esquivar tu ancla en forma de anzuelo y tragué el pez y morí dentro.

Y allí dentro los embriones de tu mente me mantienen atado a los radios de tu bicicleta, mientras giran, atado como si fuera Ulises en el mástil oyendo a las sirenas, la paciencia es la constructora del puente colgante que no se cruzar, del que no se salir, el canto de los pájaros son sólo laberintos en llamas, es la hora de sentir tus cenizas como lluvia ácida sobre mi piel, de dejarme morir en carne viva contigo, esta es nuestra manera de amarnos, este es el eterno final californiano, depuremos responsabilidades a nuestra simbiosis de odio.

Aquí donde las arañas tejen suspiros



Aquí donde las arañas tejen suspiros, aquí donde el principio es un cuento a medio acabar, pidió consonantismo, me pareces tan brillante, las luciérnagas ya han tejido el nido de burbujas de jabón soplando por el agujerito de la aguja de coser, descuido tu pensamiento para volverte a cultivar en mis folículos, tengo prisa, seré educado, Dios hoy no está de buenas conmigo, llego tarde de la lejanía, me gustan las cargas policiales de tu corazón, el tren descarriló sobre tus costillas hay cuerpos mutilados en tu espalda, créeme no soy tan sexy como mi descuidado pelo, aún puedo arroparte con mi vello púbico, el cielo tiene cancer pronto morirá, sedúceme como en la matanza de Texas, soy tu hambre de postguerra, cómeme.

Quemaduras de cinturón por amarnos demasiado deprisa



La salvación está en alguna lujuria cerca de ti, borracho. Alguien que te ame y te agite, que te azote con las yemas de los dedos untadas en carmín, que te desnutra a besos, y sature el dolor branquial de axolote, alguien que restriegue el afán de levitar aplastando cabezas como un Leviatán y ahora somos quemaduras de cinturón de seguridad por habernos amado demasiado deprisa en la lengua de la mantis religiosa. Y te sentaste en mi coche y apoyando las rodillas en el salpicadero me llamaste por mi nombre artístico, como matizando mi naturaleza de caos y drama, de absenta con champagne, esa naturaleza de la que no supimos salir indemnes, te quitaste la camiseta y me ataste las manos al volante para que no dejara de conducir y todo quedó en viejos amigos que de infancia se masturbaban.

Del amor al BDSM hay un paso



La libertad era un rescate hambriento de pólvora que volaba y se encendía con los rayos del sol. Ella se tumbó en el sofá mientras yo la contemplaba desde mi silla esquelética, a los pies suyos una manta de terciopelo negro, de repente le dije: no ha llegado aún el anillo, acto seguido deslizó sus dedos sobre la manta agarrándola fuertemente, la subió hasta cubrirse entera, y se desvaneció, desapareciendo al instante, me quedé atónito nunca más volví a saber de ella pero al cabo de unos años descubrí como lo hizo, algunos animales miméticos del camuflage tienen cromatóforos una células con pigmentos que se dilatan o se contraen para imitar el entorno y cambiar de color, ella en cambio dentro de sus células había odio y desamor que se contraían y se expandían y que la hacían invisible a los ojos de cualquiera y yo era un cualquiera.

Ciclos estacionales por correspondencia naval de placer



Puedes infectarte de creencias absurdas y rituales impíos, puedes estremecerte con tanta iconografía sangrante y lágrimas de pegamento, puedes enamorarte de mártires, corsarios y prostitutas, pero no olvides la cacería de malaventura y constricción que me prometiste al amparo del sauce llorón que nos mutilaba, déjate seducir por las pérdidas, las mentes encementadas con las que construimos esta catedral de vicio, el vértice, la llanura y el plantel de ira que brota sobre el cuerpo inerte de nuestra soledad, lloraste pueblos enteros hundidos en laca de uñas, y aún hoy tus lágrimas me recuerdan los ciclos estacionales de los que no supimos sobrevivir.

Sismografía de una corazonada



Cuando el mentir se posa como un mantillo fino encima de la pradera ahogando cada una de las malas hierbas también acaba devastando las flores de sutura que nacen entre ellas, la manera humilde de llevarse la vida de la verdad dejando las heridas abiertas, utilizando el hermetismo de la libertad como única fuente de vida, pero pequeña… no respires ese aire, no te pongas esos químicos, ni maquilles tus ansias de curarme pues mi enfermiza realidad no se corresponde con lo que tu ves, lo llamo la histeria de mi vida, lo que cada vez que despiertas a mi lado notas en tu corazón de la forma más brutal e inhumana que puedas sentir y que al fin y al cabo te ayuda a mantenerte despierta en este sueño irrelevante, en esta corazonada geoilógica.

Sollozos de eternidad muda en tu piel, hasta que la calma aguante



Y la niña se acercó al borde del manantial y observó que de él brotaban cuervos, pero su sed fue más fuerte que su repulsión y alargando la mano capturó uno, lo observó durante unos segundos, no por su fealdad sino para saber por donde comenzar a cortar, con la otra mano sostenía una cuchilla, al ponerse el sol empezó a afeitar las plumas negras, devorando con la cuchilla la piel, así fue como el rojo de la sangre tiñó la negrura del plumaje y a su vez sus labios, una vez saciada su sed, se giró dando la espalda al lago y sin piedad lanzó al animal por encima de su hombro, este acabó golpeándose contra el suelo, y ese crujir la despertó, y al despertar la mano no era mano sino garra y las plumas eran cabellos y el manantial no era de cuervos sino de niños, y se dio cuenta que el rojo de su sangre había servido para dar de beber a un cuervo.

Y mi única crucifixión fue vivir



Y me tumbé boca arriba en el fondo abisal del mar con las toneladas de presión sobre mis oídos, y de mis brazos brotaron días de primavera que resquebrajaron el cristal de mi reloj de bolsillo, la grieta formó nuestras iniciales y luego explotó el cristal en mil pedazos inundando nuestras horas, al poco tiempo la marea fue enterrando mi cuerpo, poco a poco, cubriéndolo entero y dejando sólo mi nariz asomar entre la arena, allí fue donde la lombriz se ocultó y puso sus huevos en forma de olvido, y al brotar los gusanos de ti quedaron atrapados en el encofrado con el cual construí nuestra casa allí en el abismo.

Al besarme tus pulmones se llenaban de arena al tiempo que tus ojos me servían de caramelo de mentol para aclarar la voz, le grite al miedo para que me inundara el eco de tus miradas, fijé las tasas en la aduana para que me dejara dormir en aquella cama de lecho marino y al tercer año nací de los dientes de aquellos peces amorfos, habiendo escapado de todo.

Bailábamos un vals al ritmo de los crujidos de los cuellos de los cisnes al arrancarles la cabeza



Bailábamos un vals al ritmo de los crujidos de los cuellos de los cisnes al arrancarles la cabeza, cerrábamos los ojos tan fuerte para que las pestañas se clavaran como astillas en nuestra piel, en la profundidad de nuestras pupilas de cíclope, esperamos a que las gotas de sangre cayeran en finas rayas paralelas, bajando y abriendo nuestra piel en canal como cuando solías bajarme la cremallera de mi pantalón iluminados santificádamente por la luz del acuario, cara con cara y entre medio un reflejo de nosotros, y me dejaste plantar un susurro que decía; “No lo mates todavía déjalo un poco más sufrir”, en todos los pasaportes denegados, en todas las maletas sin nombre, en todas las macetas sin plantas.

Sin ninguna necesidad de repercutir en mis dedos de arrepentimiento, sin ninguna razón de más para recuperar el aliento deshilachado de tu espalda tiritando frente a mi almohada.

Diafania del lapsus



Caminaba de espaldas por las cintas transportadoras de tus largas piernas, patinando con mis pies descalzos sobre las lágrimas que por ellas descendían, ella guardó el maquillaje y las espuelas de caballo en su bolso apartando mis postales de los Everglades, niebla sobre los puentes colgantes del amazonas, viento e ingravidez, el gesto de coser con hilos dorados sobre tela, el gesto de batir la nata, satánicas sonrisas dentro de azucarillos y granos de arroz en saleros, respirábamos los gases tóxicos de la lava al entrar en contacto con el mar, el aliento tóxico que sale de la flauta del faquir que hipnotiza cobras, forzados como el cambio horario, reconstruyendo las ondas concéntricas de la cola del pavo real para que puedas seguir cambiando de color con la luz del sol.

Apetito de razones prostitutas


Demasiado tarde para contemplar el olvido de los amaneceres en tus ojos, el derecho de valorarnos, mi soplo frente a tu aliento, la línea de descomposición frente a los gusanos que despedazan el sueños, la cascada y la lluvia, soltando así las riendas y liberando el aire, la libertad de dudas y de vida, los caminos equivocados, la belleza de lo inhumano, la guerra infinita de instintos, la rivalidad de las verdades prostitutas, el tiempo es un muñeco de voodoo al cual le clavo las agujas de mi vida esperando que llegues y lo abraces para clavárselas bien hondas con tu cuerpo hasta matarlo, somos dinamita en fase hibernación.

Rezo cada noche por los productos sintéticos, los fuegos artificiales, la artillería ligera, a los cromatóforos, los niños mutilados y las mareas para mantenerme lejos de recordar tu fecha de cumpleaños.

Los mejores corazones no sobreviven al primer flechazo

Tu sangre de colirio y mi amor de invernadero entre mi ojo y tu lentilla, tus besos de anticongelante de coche, tus manos preparadas con bisturís para la autopsia, y tu alma encendida como la mecha de los cohetes, la cueva se llenó de bengalas pidiendo fuego, permanecíamos con los chalecos reflectantes antibalas esperando la tregua, nuestros cuerpos ancianos jugaban a aplastar aquellos flanes imaginándonos que éramos monstruos japoneses destruyendo edificios, dejamos que nos estafaran los bancos, luego preparamos el robo, la coartada y la fuga, pedimos un abogado de oficio para que nos hiciera de camarero porque esta noche engulliremos la poca tranquilidad que nos queda, la llave maestra oculta entre tus omoplatos, la prueba y el ritual del cautiverio al cautivarnos.

La imperfección de lo inmejorable

Caminábamos sobre la piscina sin agua, siguiendo las líneas como raíles de tren, las escaleras metálicas nos custodiaban como ángeles a banda y banda, vivíamos como eco resonando en las paredes blancas de aquella piscina abandonada, nunca nos dejábamos inundar ni siquiera de sentimiento, éramos como el cloro matando las bacterias, como la muerte súbita de los sueños en la inmersión, seguíamos las indicaciones de sus luces sin electrocutarnos, teníamos en nuestras manos lo insalvable, nuestras lágrimas eran las únicas solitarias en aquel espacio inmenso y en ellas se hacia el simulacro de las pruebas de ingravidez para astronautas.

Le dije: Sólo somos colas de lagartos desprendidas en luna llena para escapar.

Domador de constelaciones para callar tus lágrimas



La calle sigue amamantando a las ratas, las guerras estivales han llegado a su fin, el otoño está devorando lo poco verde que el sol ha dejado, una brisa submarina, atávica y sin miramientos transporta las semillas de odio que cabalgan encima del polen, tu mirada responde a los momentos imprecisos que nunca pude datar, la miel gotea sobre el mármol como la paloma mensajera en la boca del gato sangra, que escurridizos resultan los deseos, la vagancia del soñar, las estructuras experimentales que sujetan mi sillón, me siento tan Dios desde este terciopelo azul, me niego a cumplir tus miedos, es insospechable pero lo siento de esta manera, una manera cínica de pedirte perdón, una manera futurista de negarme a completar tu alma gemela con una mutación de mi respeto por tu sacrificio hormonal.

Nunca fuimos lo suficiente valientes como para perseguir el dolor que nos mantenía unidos, no te quejes ahora.

Movimientos de escapismo en la cuerda floja



La balística de tus palabras frente a mis desarmados deseos de matarte, me pierdo en las ramificaciones de tu riego y niego la excepción, de cuellos degollados y sangre purificadora. Nuestro imperio son los granos del reloj de arena, mi alma el punto intermedio ingravitacional en que lo lleno se vuelve vacío y lo amocional cordura. Mi almohada sigue siendo la autohipnosis, y duermo como un perro en el balcón de arañazos en la pizarra, en las copas a medio tomar, en el ciclo menstrual del paraíso.

Que impreciso resultan los gramos cuando están sobre ti, la metamorfosis de lo incorregible.

Mentes salvajes afiladas hasta domesticar



Soy la punta del dardo envenenado atravesando el aire de fuego cuando me evitas, y levito, y me indicas, y me dejo encontrar, como la primera y única vez pero sin resucitar, me he construido sobre la firmeza de controlar mis sentimientos todo el universo emocional que me mantiene al margen de todo, paralelo a lo que ellos llaman locura, y aquí estoy dejando que arañes otra vez mi corazón mientras arpegias escarbando buscando vida inteligente, tranquila esta vez no voy a pedirte nada, no te haré mas daño esta vez utilizo de cama elástica la membrana de osmosis que limpia los latidos de polvo y gritos, no puedo reprimir que te odio y que eres lo peor pero el odio es otra forma de amar, más salvaje y humana. Tiembla de frío hasta erupcionar y luego quémate en tu propio vómito. Yo estaré sujetándote la mano hasta reventar. No me quejo de vivir contigo como animales cultivados eternamente por la cera dentro de una vela, no me quejo de ser el nervio cruel que eriza tu vello, no me quejo de ser la mente salvaje afilada hasta domesticar.

Holocausto en el hormiguero del patio de colegio



Una sonrisa de arrepentimiento para que te quede clara la combustión, para que entiendas que la pena no está reñida con la necesidad, esta providencia con la que construyo el espermicida de fracasos que muchas veces es el tren de aterrizaje de los milagros en las puñaladas de lanzas de soldados romanos frente al altar. El rumor de los que bailan sin música y sin piernas en la apología eufemista de la vida.

Sigo esperando el simulacro de todo aquello que no estuvo mal, de todo aquello que no tuvo voluntad, como si lo nuestro fuera igual que aquel holocausto en el hormiguero del patio de colegio, el cardinario guía la indeterminación de los leñadores de esperanza en la corteza del árbol caído. Y maquillamos los falos como vaginas y salimos a respirarlos.

Que previsibles son los sentimientos cuando están equivocados.

Imantador de persianas para desviar las flechas que van hacia tu corazón


Y te seguiré esperando desnudo y borracho en este minutero al que llamo hogar esperando a que formules aquella pregunta que las pistolas de mi mente no pueden disparar. Para cuando la necesidad de volar no tenga límites y lo indomable quede solemnemente inmortalizado en nuestro vuelo sobrevolemos esas enjauladas montañas que nos separaban, ocultémonos dentro de la cascada tras los barrotes de agua y besémonos como la primera vez, esa libertad empírica, esa cruel naturaleza que nos protege, ese ecosistema sentimental que tantas veces nos ha visto caer y retomar el vuelo. No pierdas nunca la noción del vuelo, el sol jamás será lo suficiente cegador como para cegar al corazón.

Cuando has sobrevivido tantas veces a ti mismo ya no sabes si caminas contigo o contra ti