Lágrimas de metanfetamina



He hecho metanfetamina de tus lágrimas de placer, engullendo Perseidas del ron de la luna, dispersándose mis pensamientos como metralla por tu corazón, concentrados los dos en un subconsciente inconsciente, dejando que tu piel sea sólo negras dunas de cenizas dónde fumarnos el pasado, matemáticamente ganados, rasgando el septentrional de tu ombligo.

Los quilates de oro de tus pendientes lloran gotas de sangre, lágrimas que uso de almohada para disparar al sueño, es la cara oculta de la vida la que despellejarás, un jurado de puntos de fuga cosiendo una sonrisa mal confeccionada y dos mosquitos teniendo sexo en la ventana.

Tus gélidos latidos ondean tu velo de mármol



Día y noche, señorita, exprimiste la gracia de ese cuerpo limón, viendo como la virtud goteaba desde tus manos a sus ojos, dejando que los amaneceres condujeran ciegos por venas de riñón, lo sabes bien, sabes que tropezar un beso y doblarse el tobillo labial es la escusa perfecta para empezar la fiebre del oro en tu boca, siéntete libre de liberar el polvo del desierto, de apagar las mareas, hazte libre de sentirte básico.

Las gotas de sangre son como alambradas que hay que atravesar para ser libre, pero no todos los alambres encierran igual... A veces tienes que merecer ser olvidado.