Gitanita rota



Esa gitanita rota dejando el olor a madera resquebrajada y sufrimiento húmedo para alimenta a mi colmena. Hemos inundado nuestros pulmones con los humos de las chimeneas de la desesperanza, llevando la sangre a través del compás del tambaleo de los puentes colgantes del desamor. Tus manos frías son las vías ferratas de mi abandono, tu ausencia el abanico de mi veranito.