Desabróchame el universo





Éramos sus noches, éramos sus días y el cabello eran tallarines fotovoltáicos que se utilizaban como exoesqueleto y las brujas del oeste eran las maneras deshabitadas y unas barbacoas perdidas en picnics. El mensaje nos llevó a girar en sus lenguas y el interés se hizo perdición, la hiperactividad de sus pulgares y las camisas de rayas blancas y negras, las lecturas descatalogadas del equipo de diseño sexual y las respuestas húmedas en nuestro horizonte, la insolencia del mismo lodo garlanda. Decidí casarnos por el crepusculo civil, ella por el crepusculo nautico. 

El cielo nos abarca, el universo nos cubre, los rayos mis cubiertos, las nubes nuestras cumbres y en el ímpetu del reconocimiento pongo mi locura en barbecho el placer en tu pecho y el deseo es estar en tu lecho. No estaba dispuesta a retroceder en el tiempo y menos por un traidor, siendo múltiples seseos de serpientes de cascabel aleatorios en la mente de soldaditos de plomo derretidos por tus pestañas, mis lágrimas en cambio eran como el cometa Halley pasaban una vez cada 75 años, y si te vas seré como la muerte de Walt Disney que todo el mundo pensará que estoy congelada y en realidad seré cenizas, cerré la historia con tres puntos suspensivos y un punto final y ese 4 punto de mentiras se cayó al suelo rompiéndose en mil verdades.

Se agachó para tocar el cielo y la puñetera verdad se hizo dolor, dolor bajo cero que congeló su corazón, para luego ser despedazado por águilas con picahielos en el pico, una jungla de mentiras eso fue lo que hizo conmigo pero no sabia si era solo conmigo o con su cerebelo rebosante de niñez, tantas barquitas transformadas en coágulos de sangre que taponaban mi nariz, ella me mintió se montó su vida basada en una película de Baz Luhrman y tradujo todo el amor teenager en una masacre en Texas, ¿Qué era lo que había echo mal?, ¿Cual era el significado de la palabra inmadurez?, ¿Cuantas promesas lanzadas como un barco de papel que navega por el borde de la acera en un día de lluvia para acabar en una rendija de alcantarilla?, este era el sueño de una locura, la gran comparecencia de la vida tanto tiempo tratando de ser especial y sencillamente era un títere de su maldito “vive el momento”, el calor se hacía insoportable como cada uno de sus besos bajo la luna llena y éramos incoloros, insaboros, insensato eclipse de fe en ella que me deslumbró, cegándome para siempre, caminando como un faquir por encima de las ascuas de corazones calcinados.