Prácticas de ornitología en tu falda
El crimen fue Barcelona y el cuchillo nuestra Granada y ahora sólo quedaba la aliteración de nuestro aliento, la traba y el entramado de poemas de amor.
La fatua recreación de tus besos en mis cofradías de pescadumbres y el tabloide valencianista de nuestra estereotipada relación, tantas ahuyentadas meretristes retorciéndose en la finitud del infinito. Estas eran nuestras parábolas, nuestras paranoias, nuestras parafernalias y nuestras paracaidistas de Septiembre, éramos pasajeros de la misma pesadumbre, del mismo par de psicólogas, erramos el drama sutil de tu y yo, y las clases de piano que nunca recibí, la esquiva interfonía de dos cruceros por el mediterráneo y el sentir de un bastardo bocazas en medio de la tempestad.
Mirando el anochecer de tu mirada, respirando por el pasado que nos vuelva a unir y por el futuro que nos vuelva a separar, aullando a mí ausencia dejaré de asistir a la presencia anatómica de tus cicatrices. Si al extrañarte me olvidas y al olvidarte me extrañas, si al mar le pides alma y al fracaso cama, nota cada plegaria que tatúo en tus pestañas y así, en el amanecer de tus sombras en la cita no prometida, podremos amainar el silencio de tu mirada. Y así en el cielo como en la tierra más líbranos del mar, amén, amén satánico, amén irónico, amén agnóstico, amén amado, amén odiado amén fustigado en tus sienes, amén crucificado en tus pupilas con alfileres.
Aun me quedan labios suficientes como para coronar los 14 ochomiles.