La cosmogonía del desencanto





Abracé tan fuerte a aquel pobre hámster que acabé haciéndole estallar sus ojos y de su sangre ocular nacieron las estrellas y de sus lágrimas los planetas, de su crujir nació la gravedad y otras ciencias, de sus espasmos la estupidez y el fracaso y al estrujarlo este apretó sus dientes de dolor así fue como nacieron los humanos, aquel apretar de dientes largos junto a las gotas de saliva crearon la vida, sin ni siquiera entender la voluntad del porqué lo había hecho, luego lo lanzamos en parábola a la papelera y el pobre animal desnucándose contra el borde creó la circuncisión en la cual caminarían los hombres por toda la eternidad, el sufrimiento y las mareas se crearon finalmente al morir.

Y así fue como del amor que le tenía quise demostrárselo abrazandole tan fuerte que acabé matándolo y lo peor de todo no fue eso, lo peor fue que todo empezó.