El privilegio de la rana esnifando la ceniza del incienso de la contradicción, no quería reconocimiento sólo quería la devoción de los que me odian para atarme los zapatos con sus plegarias.
Culpable de la mentalidad esterilizada de mi origen, ególatra de circunstancias irrelevantes, y sobre la línea de mi propia tortura, un guión largo para clavar las botellas de champagne, equilibrar las estatuas en la balanza y sacar las rebeliones y los nuevos síndromes de Diógenes de amistad, el ranking de la inseminación espacial de claves y prototipos, la depuradora de cuervos y mujeres en fase lactante, el gremio de actores plastificados, la generación del canalillo y la repercusión de la cremallera, una primera inteligencia que pasaría desapercibida si no fuese por el esfuerzo hitleriano al hacer el almuerzo, no dejes que los ukeleles crezcan cerca de tus sueños.