Las cuchillas del cortacésped se niegan a pedirme perdón, es sólo sangre dicen... Te necesito cerca, no me escuches. El colchón esta empapado de flores está en el suelo muerto, al lado de la esquina donde nace nuestro rosal. Acuérdate que la primera proporción es adorar falsas faldas, ensordecerse con el dolor tipográfico o sufrir como un sombrero de Isabella Blow, eres sed y eres humedad. Te sentaste enfrente de mi juventud mirando por la ventana del tiempo, arando cada reflejo con tus uñas, te diste cuenta que mis ojos entreabiertos habían escogido aquella canción del tocadiscos y detuviste aquel instante, agotando hasta la última oportunidad, meteorizándonos y encubriendo las historietas de empujones hasta la garganta, era fácil y sencillo consistía en componer un réquiem para un dolor de cabeza.