Amenazas de suerte



Heridas de plantas desnudas que nunca se curan, reflejos dentro de mí que nunca morirán, toda la sangre maldita de mi cuerpo canta a tu compás, sólo tienes que callarte y ponerte encima de mí dejando que tu oreja repose sobre mi pecho, esta noche estaremos a un millón de kilómetros de nuestro hogar, perdidos bajo alguna lluvia de monzón, arropados por las raíces de los manglares, sintiendo los mismos calambres de frío de cuando te conocí, esta noche inundaré la oscuridad con mi plexo solar, nuestro amor está catalogado como la 6 extinción masiva. La carne nunca ha dejado de existir.