Era aquella tarde rebugnosa de abril cuando tu y yo nos dimos la puñalada en las encías y nos miramos con “odior” tangencial, luego tus ojillos aglutinadores dejaron caer lagrimas que ronronearon en tus mejillas y con despecho fueron absorbidas por tu lengua bifida! Luego dije:
Te quise tanto que ví en las egagrópilas de mi gato posos del café, te odie tanto que mi psicotropicoeicidad sacudió mi vagancia adulterada con mandarinas, te entendí tanto que mi perro le dió un muerdo a mi nube, te enseñé tanto que dios perdió el peluquín hecho con postales de París, te di tanto que hardrock cenicienta se puso celosa y besó a un tenedor proletario, te hablé tanto que una de dos o soy tus labios o tus labios soy yo, te necesité tanto que a ladrillazos entre en tu velero de caparazones de soledad, te besé tanto que socialistas socarrones con dientes de alambre me ubicaron como estandarte, te perdoné tanto que mis digresiones mentales hicieron apología de la serenidad, te creé tanto que defendí a armadillos con protones y escopetas, te perdí tanto que mi corazón llamó a mi razón y fue esta la que apagó la luz.
Te quise tanto que ví en las egagrópilas de mi gato posos del café, te odie tanto que mi psicotropicoeicidad sacudió mi vagancia adulterada con mandarinas, te entendí tanto que mi perro le dió un muerdo a mi nube, te enseñé tanto que dios perdió el peluquín hecho con postales de París, te di tanto que hardrock cenicienta se puso celosa y besó a un tenedor proletario, te hablé tanto que una de dos o soy tus labios o tus labios soy yo, te necesité tanto que a ladrillazos entre en tu velero de caparazones de soledad, te besé tanto que socialistas socarrones con dientes de alambre me ubicaron como estandarte, te perdoné tanto que mis digresiones mentales hicieron apología de la serenidad, te creé tanto que defendí a armadillos con protones y escopetas, te perdí tanto que mi corazón llamó a mi razón y fue esta la que apagó la luz.