Corazones enterrados en tierra para gatos
Vestido con el calor de la fortuna apostando contra los bolsillos llenos de bosques australianos, saltando sobre los puntos de ceniza y las puntas rotas de ilusiones, lápices e iceberg. Comencé el día desvistiendo a la noche, las chispas que saltaron al bajar el liguero rápidamente se transformaron en cruces y al ver estas lo que sucedía nos dieron la espalda para no ver la lenta máscara africana deslizándose por el desbarajuste hormonal de las montañas en la mar, y escalamos los asteroides con las capuchas rojas llenas de oro y burbujas de embalar y el negro oscuro no fue tan negro oscuro por el reflejo de la tinta sobre el reverso de la cucaracha.
El desagüe fue el único juez de la inquisición y nos impuso 57 latigazos de labios en la espalda.