Los peces abisales en la oscuridad de tu corazón flamígero



Que se me peguen tus sueños como si fueran las sabanas,
Como las lagañas y los parteluces que separan mis pesadillas de lo real,
Que me pierda en líneas generales y por nada en concreto.

Como tarde y como espera y aguantarlo todo en mis tiernas falanges,
Así se me recree la noción del imperio del desenfreno, la culpa, la precisión,
Todo lo que se hiere en el inaudito y recóndito placer de escucharnos.

No te pierdas en las sendas que se ocultan en tu humo de sed,
Aumenta la pureza de los años del dolor moral, de todas las riñas,
Ese expiatorio lugar en el que concebir la civilización austral.

Todas las vidas sin conexión, todo lo que se siente como incongruente
Y todo lo enfrentado, no te canses, recupéralo todo como en un flashbacks,
Como todo lo que nunca empezó pero al final fue un al fin y al cabo.

Cuadro múltiple de relaciones interestelares en una navegación sin gps



Y pensó que si seguía llorando a lágrima viva acabaría creciéndole musgo en los lagrimales.

La metástasis del deseo dentro de ella la hizo reencarnarse en bambú de oso panda, bambú afilado clavándose en su propia garganta, desparramando los abalorios encima de su cama. Lo echaba de menos y no se acordaba de ello, lo tenía presente porque ella caminaba sobre la cuerda floja entre lo que amaba y lo que odiaba, llevaba atado al cuello plomos para hundirse en los piropos disfrazados de cordero, no dejaba que una panda de alienígenas en calzoncillos invadiera su espacio vital, era una proxeneta de recuerdos bailando entre la multitud con un jersey de rombos fluorescentes paralelos.

Todo se desmaterializó entre la cárcel de luz matinal que formaban los rayos que entraban por la ventana, al fin y al cabo sólo era luz, dijo.

A cerca de la misantropía floral



Grito como una fan extasiada hincando los pies en la carne cruda para que la espiral de agua no me arrastre a la profundidad de la realidad. Aún sigo lamiendo la sangre falsa de sus heridas, tranquila, me mantengo firme a mi religión, el recuerdo es casi, casi como la piedad de Miguel Ángel sosteniéndome con sus dedos de plumilla y frío mármol, espero que la soledad me pille mezclando el champagne y la absenta, ese que me sirve para aligerar el peso de las alas de estos ángeles caídos a los cuales les susurro con mi piel mi sagrada voluntad, me mantengo expectante por ver cual será el próximo paso en falso, nunca he tenido fe pero siempre he creído que acabaría en la catedral cortado en mil pedazos por las luces de colores de sus cristaleras.

Encontré entre tus flores muertas el kit de sutura con el cual remendarme los pulmones y crear una cárcel pulmonar de latigazos y sinceridad para poder respirar. El asesinato teatral y el homicidio de tus huesos aún siguen bailando dentro de mi oscuridad, pero yo soy más rápido.