La ventilación se lleva los espíritus de paz que enterramos junto al hacha de guerra en el jardín, allí siguen custodiados por dos enanos de escayola decapitados por musgo impoluto.
Nunca supe de que huir, nunca fui el gran Houdini, nunca supe como esquivar tu ancla en forma de anzuelo y tragué el pez y morí dentro.
Y allí dentro los embriones de tu mente me mantienen atado a los radios de tu bicicleta, mientras giran, atado como si fuera Ulises en el mástil oyendo a las sirenas, la paciencia es la constructora del puente colgante que no se cruzar, del que no se salir, el canto de los pájaros son sólo laberintos en llamas, es la hora de sentir tus cenizas como lluvia ácida sobre mi piel, de dejarme morir en carne viva contigo, esta es nuestra manera de amarnos, este es el eterno final californiano, depuremos responsabilidades a nuestra simbiosis de odio.
Y allí dentro los embriones de tu mente me mantienen atado a los radios de tu bicicleta, mientras giran, atado como si fuera Ulises en el mástil oyendo a las sirenas, la paciencia es la constructora del puente colgante que no se cruzar, del que no se salir, el canto de los pájaros son sólo laberintos en llamas, es la hora de sentir tus cenizas como lluvia ácida sobre mi piel, de dejarme morir en carne viva contigo, esta es nuestra manera de amarnos, este es el eterno final californiano, depuremos responsabilidades a nuestra simbiosis de odio.