Hay noches en las que al cerrar los ojos para irme a dormir me vienen a la cabeza los chillidos de los delfines con garfios clavados a la cabeza mientras se desangran convulsionando, hay veces que cuando la luz se apaga visualizo mi corazón estallando en mil pedazos como suelen hacer con las ballenas varadas en la arena, hay noches en las que antes de dormir trato de localizarme el pulso entre las focas asesinadas sobre el hielo, ese hedor inmundo a sangre y a pescado suavemente me va meciendo llevándome a lo más profundo de un sueño del que no quiero despertar.