La fortaleza de la ingenuidad.



El latido del corazón de un conejo es el que marca el ritmo de los drums al acercarme a ti. Este es el sacrificio ¿quién es el amante? y ¿quién el cuchillo?, el río azul se hunde en la tierra negra, el cielo cae por su propio peso ahogándonos a todos los herejes. Esta noche con la luz apagada nos orientaremos con las cuerdas rojas del arpa, y eso no podrán evitarlo. Me echo la madrugada a mi espalda y las estrellas se me clavan en mi piel, sacándome tu regalo, esas espinas que me clavaste. Esta noche alzo la copa de absenta como sacrificio, cierro las ventanas y me entrego a la transformación de hombre lobo a ajolote para acariciarte con mis branquias doradas, para permanecer en la neotenia a tu lado.