COMERÁS DE MI MANO COMO LOS GUSANOS COMERÁN DE TU PIEL



He estado conduciendo sobre la carretera de tus heridas de principio a fin, viajando con el sonido de los pájaros de la fatalidad hacia un sinsentido constante en forma de latidos ajenos. Y ahora sólo, en mitad de la noche soy el pecador que un día sostuvo el sueño de convertirse en poeta. El suicidio ha sido la lluvia que inició la revolución y estoy jodido y jodidamente pirado y voy a conducir hasta que vea aparecer esas estrellas en tus ojos. Jugábamos a morir para hacer la vida más llevadera, ondeándonos mutuamente como sábanas movidas por el viento, así fue como nuestras lágrimas se secaron, no me rompas más, no me arranques mas, no te vayas sin mí, no te quedes jodiendo conmigo.