Los cuerpos corren, la sangre corre, las bandas callejeras disparan en el patio trasero de tu nuca, sangre fría de cuerpos calientes. Oigo las voces pronunciadas por disparos y el estómago de mi cama nos devora, fríos e inertes caemos a un letargo de amor cálido y húmedo haciendo que los líquenes y los musgos nos entrelacen las manos, y mientras la luz del trópico cruza nuestros cuerpos las golondrinas observan como nuestros ojos se hunden en nuestros cráneos.