Tus obsesiones son el masoquismo de mis realidades



Escribo bien, follo bien, pero hay una fuerza susurrante que me ayuda a remachar el acero de un corazón encerrado en una vida enterrada viva junto a un millón de dólares, una bonita sonrisa y un corazón de conejo blanco. Amo el veneno en el que sumerges la luna cada vez que se acerca la luna llena porque esa misma luna es la que luego uso de oblea sagrada para alimentar a mis lobos y zorras.

Labios asesinos con el filo de una hoja paralelinervia, tintineando sobre ella el rocío de sangre de una cuchilla adolescente. Yo solía ser ¿Y ahora qué? pequeña chica, dónde dejaste tus modales, es camuflaje por el amor de Dios. Castígame. Tus obsesiones son el masoquismo de mis realidades.