Carta abierta a un amigo liberal



Querido Daniel Brígido, solo tú puedes entenderlo, esta epidemia miserable de decadencia que infesta al mundo que nos rodea me entusiasma cual niño chico la noche antes de Navidad. No hemos aprendido nada de las devastaciones cíclicas repetidas una y otra vez a lo largo de la historia, adoro esa terquedad y estupidez licuescente de autoaversión que tiene la raza humana, algunos imbéciles que conozco han empezado a tener miedo y no son capaces de darse cuenta que ellos han sido cómplices de vivir en la comodidad de esta ruleta rusa llamada democracia metiendo las balas en urnas electorales, he visto gangrenas y abscesos escrotales más limpios que bocas de muchos políticos socarrones, adoro que mis lapos inunden esa idiocia electoral.

Sabes mejor que nadie que soy un sádico con buena sonrisa y buen gusto para la belleza, las marcas de mi piel pueden atestiguarlo, es por ello que estos días donde todo se va a la puta mierda es cuando mejor me lo paso, recuerdo cuando disfrutábamos en el instituto estudiando la decadencia seminal del vejestorio demente Napoleón, la caída del imperio romano, o todos esos incestuosos dictadores con tendencia a las autopoluciones nocturnas, esas incontinentes bestezuelas siguen dirigiendo países a troche y moche, recuerdo cuando blasfemábamos juntos sobre la decadente París o Roma y nos jactábamos colgándonos la medalla de haber vivido y contribuido con la decadencia de Barcelona, pero este viento fresco de lasciva mierda monacal disfrazado de jarana ha acabado produciéndome lágrimas de arcadas, ya he comprado con hosca resignación las entradas para ver el final de todo esto en el palco real, esa será nuestra última trinchera.

Si supieran que tengo en la despensa una colección de venenos extraídos de los animales y plantas más mortíferos del planeta… eso sí que es tener poder y no esas agusanadas pústulas llamadas fronteras.

Atentamente tu buen amigo Sie Kikinshka
21 de Enero de 2017, Sabadell.