El porqué de los Vivaldi’s anafóricos.
Mama, quiero ser un Gelocatil y que me subasten en Sotheby's, el glamour empresarial produce muerte temporal, por eso odio a los trabajadores y al trabajo “lov/nely madnesss myself” creo. Apostatemos a que el mundo en crisis financiera y con sombreros de anarquía por cosas que a nadie interesa se pone en trifulca y aplaudimos cuando se venden cosas por 9 millones de libras westerlinas, la cosa iba bien hasta que comenzó a ir mal, Luis!
Que sentido tendría este mundo si hubiera presidentes ergonómicos linchables y sillas de pladur, me sorprenden los sentimientos de fibra de vidrio antepuestos, que observo en el autobús, la humanidad tiene poca humanidad sería la frase. Cuanta gente debería echarse polvos de talco en el alma. Como sabemos que podemos confiar en el prójimo si el prójimo es el próximo proxeneta, es un mundo pasivo interculturalmente vetusto, sin moral, ni mantas dialécticas, mas viejos que los partidos de críquet en las cuencas oculares de mi abuela con chinillo.
No te entiendo humanidad, deshumanizada, devuelveme el presupuesto invertido en ti o obligame a lamerte tus tacones, humanidad no te entiendo cuando dices que vendes a niños con chaquetas de metal para costearte tu benevolencia, humanidad no te entiendo cuando me matas lactantemente día a día mientras desayuno, como y ceno, déjate de tonterías y empieza a razonar como un único organismo que hasta el coral se organiza mejor que tu. Quintuplica tu indiferencia y luego pégate un tiro, imbécil.