El regocijo reptiliano de mis mocasines autóctonos





Hoy he decidido respirar atragantándome entre las orejas de un perfume eau d’eté y lasañas trepadoras, quizás si no hubiera decidido pensar en ti como parte de mi te hubieran nominado a Los Oscars de bronce, pero es el momento en el cual los prospectos metafóricos del alma te piden perdón y te cuentan cosillas que normabilizan los encantos aterciopelados de pequeñas lexicolecturas de lenguaje nectárico y fácilmente estorbable.

Solo espero la devoción de las ostras con perlas de chuchería, el regocijo reptiliano de mis mocasines autóctonos, el devenir de flores de pasta, el baile del Dow Jon, el camilosestismo de barrio, la lumbre de mi trastero, el techo de los gorros de navidad de los ansiolíticos de mi nevera, el veneno de las teclas del teclado de tu bufanda de mimbre, la traqueotomía de mi mapache bipolar, los atardeceres de frambuesas con petetes y el pupílico hilo dramático del control + alt + supr.

Si señores, estoy hablando de la amistad traducida a la desesperación de canales youtubescos y pretenciosamente docilitada para obtener recursos y bienes con colores sudorescos y mortalidad diaforismica con asignaturas troncales por aprobar, así pues, hasta que un juez con peché no dictamine lo contrarío me autocomplazco recordarles que el LOVE MATRONEUM ya está escrito.

Psychotropism + Madness + Tracey Emin + Edie sedgwick = ECLECTICISMO CON UN PAR

Sexo (Peajes en las utopías)





La gloria del leitmotiv es una cosa que me dilata la chabalería de mis neuronas, un mundo como este se merece un decapitador del frac. A pesar de los valores económicos en crisis y los long island ice tea a media tintas, sigo durmiendo con un pulpo con gafas en la cama, te odio carnicera! Quizás sea hora de hacer una decantación en las ostras marinelipodas y procrear melodías y ensamblajes de copla tricornial, eso, o acunar a la bestia parda.

Estoy muerto y no lo se, trabajo diario en un yugo semipistolar con un único destino olvidar todo lo que me preocupa y que rasga las entelequias mediocres de mi chándal de humo y vapor glasé, la condensación de mis pulmonías cretácicas y la gente que día a día me saluda forma parte de Internet y no son personas sino líneas de metro sin colores y acronismo debilitadores de creaciones malas y extasiables.

He perdido la esperanza sobre lo que se arrufa en mi flequillo y voy a contar mi historia: Díctico, fue un niño que tomo biberón hasta los 9 años, con 14 se drogaba con el ventolín (inhalador), con 16 paso por una etapa de vestir de negro, con 18 devino un genio, con 21 la genialidad se fue y llegaron las croquetas de chocolate y aserrín que debilitaron las corneas de su corazón y se desvanecieron cual melocotón en almíbar en salsa barbacoa.

No se ni lo que quiero, pero me apetece un chupito de Allure con nata y agua bendita.

Las liendres trifásicas de la amnistía de mis desesperaciones





Un magnicidio en mi tricornio que brinda con cava de Neméa sobre las cárceles decapitadas de mis sonrisas, pero a pesar de eso nadie puede matarme, porque soy eterno y Wiedersheimi a quien le pese. La anestesia de este mundo descapsuliza las impresiones erróneas de mis lagrimas que dejan de joderse y que proceden a avanzar cerrando inútiles ciclos de profilácticos y BARBIE-túricos? Estoy loco en un mundo de cóccix perennes y quizás si aprendiera de mis legumbres erróneas podría patinar encima de tus ojeras, es tarde ya, me voy, me voy, me voy.

Necesito situar mi paraguas chino sobre mi cerebro y pensar, me voy a tomar un cubata de caldo de cultivo, racionalizaré los tapujos verbales de la mantequilla, despolvaré la polvera de mi polaroid, despolarizaré mis imanes en las fundas dentales y en mis brújulas pictoplásmicas, necesito esta semana para votar por el hipo de Terenci Moix, vaticinar el final de mi dignidad tecnocrática y abrir procesos de paz con mi arroRancia.

…se encontró un monolito con una inscripción que decia:
“La locura es mi patrón a seguir porque la vida me ha retado a seguir vivo para poder sobrellevar mi mente hacia el mundo imaginario que me cree cuando era apenas una partícula perdida en la nada, ese mundo lleno de corazones volando sobre tejados que guardan rayos de sol en el que no existen limites para los sentimientos, en el que vivir significa únicamente respirar el aire que expira de la luna llena en una noche frente al océano”
Y al rascar la inscripción de caramelo de fibra de vidrio se encontró la perla que dinamitaría su mundo y que haría renacer otro asquerosamente sublime en él.


(Extracto I del libro LISBOA Y LAS FLORES METAFÓRICAS)

La reina de corazones se ha comido a la de Saba





Sacando el néctar del tocino de tu mirada que formula paradojas en el caviar de mi vida y en los remanentes del viento celiaco que rehuye de mis miradas y que tintinea súbitamente en el barómetro de mis gafas Ray Ban. Vida que además engendra hedonismos sistemáticos en la mirada de mis cardiopatías despatriarcadas. Viva la grifa que se fuma el mundo y es que acaso no hay nada más excéntrico que la misma vida, no dejo de repensar cosas que tienen que ver con el tomillo de gel que no para de cantarme baladas por la mañana cuando me despierto y es que el mundo está loco, cada día la tontupidez humana me genera serias dudas brocoli-existencialistas, porque mire usted, que yo sepa no soy nadie, pero usted con ese acento andalú me va a permitir que le sodomatice un poco, no?

Así que le contaré una historia: La reina de Saba vivía en su castillo de arrogancias y melindros con branquias prenatales, lo tenia todo, la fragua de Vulcano, el toro que mató a Manolete, un billete de Ryanair a Shannon, el estrabismo del Dioni y millones de cosas más, hasta que un día se dió cuenta que su felicidad era semidesnatada, así que muy cabreada le dijo a sus lacayos que buscarán a un asesora de imagen que le aconsejara y le trajeron sin que se diera cuenta a la reina de corazones que acabo comiéndose a la reina de Saba.

Moraleja, nunca traigas una reina de corazones a tu palacio de ketchup y atún.