Barcelona la puta taconada de cuerpos celestes de San Jorge





Barcelona la puta taconada de cuerpos celestes de San Jorge, con sus impedimentos y rituales libertinos de inconsciencia, la clave de sol ambulante del mar mediterráneo, la lluvia ilegible, la ciudad del yo y del puede ser. La Barcelona que soporta la política de los necios con soberana desfachatez, la que reina la belleza costumbrista del arte de caer en ella, la que descansa en paz en los pies de Colón, de faranduleo modernista y catedrales de barbitúricos, de cultura y heridas prohibidas, la prohibición del cliché, la novena embarcación de mi convicción, mi adicción, mi absenta, mi rebelión…

A ella que rige mis cabezas como una hidra sin cuerpo, como una chica secreta escondida entre los ríos de sus calles sin alma, como una resistencia al dolor de su enjaulada iluminación, la envidia de la luna, de las mareas, de la brisa y de Dios, es mi riesgo, mi infarto de amor, mi libertad, la Barcelona de mi convicción, la espada que reside en mi vientre como las tripas que se esparcen por sus senos, la Barcelona frutal celosa de mi amor por ella y su irreverencia.