Soy una victoria andante sobre el tiempo





Perdón por mi naturaleza de perdidas de aventuras, perdón por las noches de followers reconstruidos en marihuana intelectual, soy una victoria andante del tiempo y me rijo por las mareas de comentarios jocos y problemas como los de Tristán. Sobreviví al hielo y al olvido de las victimas de ese teleférico, Madrid fue mi crimen sin acabar, tuve fe pero no en cristo y renací del renacimiento al cual me tenían acostumbrados tus ojos, he cambiado mil trueques en el averno para convertir esta puta habitación en algo parecido al cielo y solo he conseguido cambiar de cabecero.

Me suicido cuando corrijo siderúrgicamente mi corazón de hierro con las hiedras de mi vida y mi medicación. Sigo viviendo, sigo bebiendo de esos manantiales de la vida eterna que se llaman tus ojos y a cada millón de años le pongo un decimal para que les hagas compañía, puedo esperarte detrás de la línea porque tengo fe en el desvarío de tus miradas, en el ungüento de tus palabras, oigo el murmullo debajo de mi cama, escucho sus risas al despertar y mantengo la cabeza muy alta como mártir de esta sociedad.