Se nos cultivó con la emoción de los insoportados, incentivando una estructura ascética, inculcándonos el respeto a la eternidad, se nos involucró en un entramado desapercibido de histeria, se nos llamó a declarar, y percibimos todo lo que empezó con aquella ruptura de besos en el lagrimal.
Y corté la noche por la línea de puntos y borré el sol con la espuma de afeitar, arañando cada una de las cuerdas vocales que ataban tu espalda, nervioso y exhumado, desenfocando la Guayana Francesa de nuestro brindis en la jaula de burbujas de saliva.
La crisis de todos los guantes de quirófano, la eyaculación del resplandor de la luz de dentista, los andamios de bambú clavados en mi corazón, flotando en el riesgo.
Envuélveme esos hígados para mi perra.
Y corté la noche por la línea de puntos y borré el sol con la espuma de afeitar, arañando cada una de las cuerdas vocales que ataban tu espalda, nervioso y exhumado, desenfocando la Guayana Francesa de nuestro brindis en la jaula de burbujas de saliva.
La crisis de todos los guantes de quirófano, la eyaculación del resplandor de la luz de dentista, los andamios de bambú clavados en mi corazón, flotando en el riesgo.
Envuélveme esos hígados para mi perra.