He notado el abrazo de la doncella de hierro más suave que los que tú me das. He visto como tantos Dioses, a ciegas, jugaban a ponerles la cola a tantos burros, como los encantamientos del hechicero habían sido revelados, cantados en canciones de piratas por tu hígado. Vertidos como el hielo líquido sobre la piel húmeda de las lágrimas de este jodido mundo. No me importa si duele, si duele, que duela, mejor perder el control que perder la fe, desvistiendo tus pupilas con el calor de junio, un cuerpo perfecto follándose a una mente perfecta sudando velas rotas de barcos sin rumbo, esta noche voy a correr el riesgo de ser libre de ti, soy tu camuflaje, soy tu orquídea de sangre, desvistes mis pétalos para dejarme indefenso o erizas mis pétalos para ahuyentar a depredadores.