De la inocencia al inocente (Segunda parte) “APLAUSO”





Con metacrilatos orgánicos en sonrisas de descuentos entre ikebanas y kebabs y espeluznantes pestañas mnemotécnicas, se mantuvo en pie por su mancha de lápiz de ojos, se mantuvo sentado por el gloss que no llevaba. Todo, solo por el tiempo suficiente de participaciones ganadoras de la locura de un día D y al final desmaterializable. Todos los descendientes de una generación de matrimonios de sexo anal y encuentros expiatorios en mamografías horticultables. Nuestras atmósferas monetarias encontraban los billares en apuestas de homosexualidad y parteluces embrionarios. Unos embarcaderos lengulares desvirtualizando jardines victorianos entre whysky, coronitas y mañanas… por amor a los embarcaderos en intercambiadores de transbordos con peto fluorescente en una navidad sin cariño… “Darling… no me busques en las paginas amarillas ya todo se acabó…” manzanas que parecen piñas, una pared de glándulas en la catenaria de mis versos, todo fue un falso imperio de ositos de gominola que elucubraban su entusiasmo por la normalidad, la semilla del atardecer, la vuelta del deseo, unas cuantas razones en un té rojo, la noche, el día y esa pelota McDitta de basket, todo era el fin de año, todoterreno y manos calidas, se acabó la noche y entre la simplicidad mediocre del coleguéo los limoneros, una oculta relación de adormilones.

Todo fue tan ficticio y remarcable, que no necesité más de 5 sentencias para sucumbir y reducir mi devoción al olvido, una necesidad olímpica de desaparecer, un encuentro de personalidades de 2008, una mordaza, una mostaza. En una cesta de navidad un encuentro de todo lo que nunca quería, kebab de barrio en una chica de barrio, con ropa de barrio, una realidad de barro en un barrio de barro, así pues, la tirita y el lazo, el pendiente y el compromiso, la Fanta y la leche… y si todo hubiera sido all y oli… si… y si la puerta de embarque hubiera estado abierta y si hubiera sido el encuentro de todo lo deseado, esto fue el encuentro de una despedida, que duro casi 5 horas, que quieres… que quiero… que debo querer… que quiero querer… que debes querer… que debo querer… Esto era lo necesario, esto era lo que necesitaba, esto era lo necesitable, pero no tenia claro todo lo que necesitaba, sobre todo la opinión de las branquias apuñaladas y expectantes mientras buceábamos a través de balconadas y paredes de estrellas, las perseverancias de los fotocalls y el dinero suelto fuera de fueros, innecesarios, expectantes.

De cuando la agresión se volvió concubinato…