Como un horizonte abierto
como las heridas del alma
que se curan con la lluvia
y la humedad de tu pelo.
Tus manos sedientas de sangre
cavan una madriguera dentro
del filete crudo de ternera
cuyo huequito servirá de abrevadero
a los pobres caballos famélicos.
Esta vez me bajo en la misma
parada que todos tus demonios
esta vez voy a demostrarte
que soy mas devastador que
tus promesas de amor.